El Mallorca instala la locura en el Villamarín

El Heliópolis se ponía sus mejores galas para salir un viernes de marcha. Betis y Mallorca copaban el césped del estadio bético para dejar un espectáculo futbolística que encumbra el fútbol español. Los de Moreno querían arañar su primera victoria en la noche sevillana y teñirla de rojo, dejando de lado en verdiblanco de los de Rubí que buscaban acercarse a Europa.

La noche empezó con un Betis con ganas de agradar a una afición necesitada de victorias, pero la falta de acierto en los últimos metros dio alas al Mallorca que bajo el ritmo de Cucho y Kubo puso patas arriba a la defensa bética. A los 20 minutos, Juan Hernández puso el 0-1 tras aprovechar un rechace de Mandi. Acto seguido, la alegría bermellona se esfumó por un penalti cometido por Koutris que materializaba Canales para volver a calmar a las gradas del Benito Villamarín.

Sin embargo, los bermellones no le perdieron la cara al partido y Budimir aprovechaba una jugada espectacular entre Kubo y Cucho que el de Zenica mandaba a la red con mucha clase. Con el partido en un ida y vuelta constante y con un Mallorca débil en defensa, el Betis volvía a igualar la contienda desde el punto de penalti. Fekir ponía el 2-2 ante la oposición de un Reina poco acertado.

Tras el paso por los vestuarios, el Betis se puso en modo mandón y se adelantó nada más empezar. Joaquín, a sus 38 años corrió y corrió para dejar sentado a Pozo y cruzar el balón hasta el punto que Reina no pudo llegar. Con el tercero de los béticos, el Mallorca se vino abajo y bajo la intensidad. Los de Vicente Moreno no supieron reaccionar al mazazo inicial y se vieron superados por un Betis que a pesar de tener el dominio de la pelota no acababa por sentenciar el partido.

A falta de 20 minutos apareció el mejor del partido para volver a igualar un choque lleno de alternativas. Kubo sacó su varita a relucir y Joel hizo el resto para el empate del Mallorca que se vino arriba por la inercia del gol del nipón. Dani Rodríguez puso a prueba a Joel, pero esta vez, el meta bético si estuvo acertado para no encajar el cuarto.

Con el 3-3 se acababa el partido con los dos equipos desgastados por el esfuerzo físico y que deja más contentos a unos que a otros. Los de Rubí se alejan cada vez más de los puestos que dan acceso a Europa y el Mallorca se permite respirar fuera de casa tras infinitas jornadas sin puntuar.