La inercia Champions sigue en el Wanda
El Atleti remonta un partido que lo situa en zona Champions. Alcácer inauguró el marcador con un tremendo disparo, pero el empuje de los del Cholo decantó la balanza.
Un puesto por Europa todo lo vale esta temporada. Estará muy cara la clasificación, y todos los aspirantes a alcanzarla lo saben. Los objetivos de final de año pasan por jugar estos partidos y salir triunfante. Y ante esta situación, tanto Atleti como Villarreal exhibieron una de sus mejores versiones en lo que llevamos de año.
Puro espectáculo
Desde el minuto uno se pudo ver el calibre que tenía el partido. El Villarreal expusó claramente sus armas una vez tuvo su primera posesión. Su salida de balón desde atrás era digna de elogio. Limpia, escalonada y que sí daba frutos. No era, ni mucho menos, estéril. Los del Cholo no llegaban a entender como los castellonenses desarrollaban su juego, y aún se agravaría más su situación con el tempranero y portentoso gol de Alcácer, que cazó un rechace en la frontal para luego romperlo muy lejos de Oblak.
Corrían 15 minutos en el Wanda, y el Villarreal estaba realizando el mejor partido de la temporada. Con Cazorla a los mandos, el control del juego era evidentemente amarillo. Sin embargo, el paso de los minutos hizo crecer paulatinamente a los colchoneros, que empezaron a conectar con sus interiores abiertos en banda. Se sucedían centros al área grogueta, y el partido se abría del todo.
La figura de Asenjo emergió para desbaratar el primer gol local, y cuando un portero es demasiadas veces protagonista, el gol suele estar cerca. Los dos equipos hacían del partido un auténtico lujo, y si el Villarreal daba pausa y control, el Atleti aceleraba el juego. El Atleti picó a la puerta del gol tantas veces como pudo, y al filo del descanso Correa obtuvo el ansiado premio del gol. En el único error defensivo de la zaga visitante, el argentino hacía efectiva la mejoría del Atleti.
Acoso y derribo
Las sensaciones con las que los colchoneros se fueron al descanso eran mucho mejores que las del Villarreal. Habían superado minutos iniciales un tanto difíciles y se habían recompuesto hasta arrinconar a los de Calleja. Esta inercia no pasó por vestuarios. Se quedó suspendida sobre el campo y la recogió de nuevo Correa para comandar a sus compañeros. Si la primera parte tuvo mayores alternativas, en la segunda el Atleti se hizo dueño y señor del ritmo y del balón.
El Villarreal quería pero no podía. Sabía llegar hasta zona de tres cuartos pero más allá de ahí poco. De hecho, muy poco. Solo un disparo de Alberto Moreno que Oblak atajó. El Cholo dio órdenes de apretar arriba, de intentar ahogar el centro del campo groguet. Y sus soldados lo entendieron a la perfección. El gol se sabía cercano con el acoso y derribo al que estaban sometiendo a sus rivales. Correa centraba, y Koke se anticipaba para avanzar en el marcador a su equipo.
Ya por delante en el marcador, con menos sufrimientos, la consigna a seguir no varió. El Villarreal perdía chispa poco a poco, por pura virtud del Atlético. Eran momentos complicados para los visitantes, pues no podían volver a ejercer el juego con el que se habían adelantado una hora antes. La fluidez no era la misma, y los errores empezaron a encadenarse, hasta que Joao Felix recogió una pérdida en la frontal de Chukwueze y sentenció el partido.
No solo era empuje y garra, también desmarques y voracidad defensiva cuando se perdía el balón. Y todo eso, jugando 10 de los 11 que batallaron frente al Liverpool. Una hazaña impensable para cualquier equipo excepto este Atleti. El Villarreal no pudo contener una versión desbocada de los del Cholo, y ven cortada sus aspiraciones europeas. Son buenos tiempos los que corren por el Wanda, y la mejor versión surge en el momento clave de la temporada.