Tres puntos y a soñar

Arrancaba una nueva jornada de Liga en Anoeta con dos conjuntos en racha. Sobre todo los locales que llegaban como un avión. Cuatro victorias consecutivas incluida la del Bernabéu en Copa, seis victorias seguidas en casa… Y a todo eso se sumaba la formidable imagen, el buen juego y también los alicientes: continuar en puesto de Champions y la vuelta en Miranda de la semifinal de Copa. En frente un Valladolid muy desahogado y en la mejor racha de la temporada con 7 puntos en las últimas 4 jornadas, con dos importantes victorias frente a Mallorca y Espanyol el domingo.

El Valladolid salía con un once muy ofensivo. Juntaba Sergio desde el inicio a los 3 delanteros del equipo y además volvía, tras la lesión, Joaquín al once titular. Muy ambicioso el planteamiento del técnico catalán. En el otro bando Imanol no reservaba mucho para Anduva, tan solo Portu cedía su sitio a Januzaj.

Llevó desde el inicio la iniciativa el equipo local. Volcaban los donostiarras su ataque por la derecha, donde tanto Januzaj como Odegaard e incluso Merino, complicaban la vida a un Raúl que se las veía y se las deseaba para achicar ayudado por Alcaraz que se multiplicaba en defensa. Pero a medida que transcurrían los minutos, el conjunto pucelano se iba asentando y las acometidas donostiarras daban para sacar algunos saques de esquina y poco más. Los pucelanos muy cómodos en su nuevo sistema y con un trivote que dejaba en anécdota la aportación de gente como Oyarzábal o Isak, también se estiraban en ataque. De hecho lo más destacable de cara a puerta en el primer período fue un tiro de Unal que se fué por poco. Así se llegaba al descanso con los locales muy incómodos y con un Valladolid sin apuros.

El segundo tiempo se inició con un cabezazo de Isak que atrapó bien colocado Masip y un remate desviado de Unal tras un buen servicio de Sandro, muy activo en su regreso a Anoeta. Parecía que el partido se abría un poco y ambos conjuntos llegaban con más facilidad al área contraria. Oyarzábal empezaba a mostrarse algo más y tras poner un buen balón a Isak,que lo mandó por encima del larguero, en la siguiente jugada pondría el balón en la cabeza de Januzaj que prácticamente a bocajarro batía a Masip. Se ponía el partido de cara para los donostiarras y cuesta arriba al Pucela. Los 3 de arriba eran islotes a los que apenas llegaban balones en condiciones. Aún así, Sergio optó por deshacer el trivote dando entrada a Óscar Plano y Porro pero el balón era de los de Imanol que con la cabeza en la Copa daría descanso a Oyarzábal e Isak. Quedó el partido para alguna diablura de Odegaard y poco más. Los donostiarras tenían la mente a 135 kilómetros de allí,concretamente en Miranda donde se jugarán volver a disputar una final 30 años después. Los pucelanos a pesar de sus postreras ocasiones, sobre todo la de Sandro en el descuento, se vuelven de vacío a casa a seguir peleando la permanencia tras plantar cara a un equipo de Champions.