La vereda de la puerta de atrás
Bale se une a la lista de leyendas que abandonan el Real Madrid de forma discreta
La marcha de Gareth Bale del Real Madrid era cuestión de tiempo. Una relación desgastada por el paso de los años, tóxica para el futbolista, el club, y el técnico del conjunto blanco. Ese ha sido el principal motivo por el que el galés ha hecho sus maletas rumbo al Tottenham, equipo que le llevó a la cima futbolística en la pasada década.
Pero para analizar el papel de Bale en estos siete años de blanco es necesario contextualizar. Nos situamos en verano de 2013, el Madrid se encontraba en un profundo proceso de cambio tras un año convulso. Grandes figuras abandonaron la Casa Blanca ese verano, incluido el que a partir de ahora será su nuevo entrandor, José Mourinho.
El club merengue comenzaba un nuevo proyecto con Ancelotti a los mandos, y el galés era la guinda del pastel. Tras un difícil tira y afloja durante todo el verano con Daniel Levy, Bale aterrizó en la capital sobre la bocina. Para la historia quedó la foto de Cristiano, líder indiscutible del vestuario, recibiendo con los brazos abiertos al recién llegado en Valdebebas. Una imagen que, a pesar de ilusionar al madridismo, no hizo anticipar ni al más optimista los éxitos que Bale traía bajo el brazo.
Artífice de un lustro plagado de éxitos
Ya en su presentación, el extremo fijó su objetivo principal: la Décima. No habían transcurrido ni nueve meses cuando el expreso de Galés escribía su nombre en letras doradas en la historia del club marcando uno de los goles que llevaría a las vitrinas del Santiago Bernabéu el ansiado trofeo.
Ni los altibajos, ni las lesiones, ni las polémicas podrán empañar su carrera como madridista, que pasará a la historia como la de uno de los principales artífices de una de las etapas más gloriosas del club. Será recordado como el hombre de las finales. Siete años más tarde, ese chico tímido que llegó a Madrid sin excesiva parafernalia, con el objetivo de lograr la Décima, se marcha con un 13 en la manga. Y como ya lo han hecho otros antes que él, lo hace por la puerta de atrás.
Peor aún que otros casos como Casillas o Cristiano, que sí pudieron despedirse sobre el césped. El galés, resultado de su inexistente relación con Zidane, ha vivido sus últimos partidos como madridista en la grada. Más protagonista por lo que protagonizaba fuera del campo que dentro de él. Un triste final para un viaje tan sumamente extraordinario, que, a pesar de todo, no opaca su magnífica trayectoria.
Porque pasarán los años y la gente le recordará como el hombre del cabezazo en Lisboa, la carrera en Mestalla, el penalti en San Siro o la chilena en Kiev. Porque todo lo irrelevante se marchará con él, pero sus logros sobre el terreno de juego permanecerán en la memoria de los aficionados y en la vitrina del club.
Por @diegoaguado97