Fernando, ¡este Renault sí que ilusiona de cara a 2021!
El tercer puesto de Ricciardo en el GP de Eifel devuelve a la escudería francesa al podio tras nueve años de sequía
Tras una gran primera mitad de la temporada en la que Renault ha rondado regularmente las primeras posiciones y se ha postulado, junto a McLaren y Racing Point, como firme candidato a liderar la clase media, Daniel Ricciardo consiguió en Nürburgring el ansiado podio que se le resistía a la escudería del rombo desde que Nick Heidfeld alcanzase el tercer puesto en el Gran Premio de Malasia de 2011.
A wait of 1⃣8⃣8⃣ races for @RenaultF1Team to taste that champagne ⌛️#EifelGP ?? #F1 pic.twitter.com/3ASiiL8EiD
— Formula 1 (@F1) October 11, 2020
Este resultado supone también el primer podio desde la vuelta de Renault a la Fórmula 1 en 2016. Durante estos cuatro años, el proyecto del equipo francés ha estado lastrado por la falta de fiabilidad, un rendimiento irregular y la amenaza de un posible abandono de la Fórmula 1.
Pero este 2020 ha supuesto un antes y un después en el proyecto de Renault, que ha encontrado en Daniel Ricciardo la regularidad que le faltó en años anteriores y ha conseguido subsanar las carencias que venían lastrando al bólido amarillo, tanto en el rendimiento de su motor como en el ámbito aerodinámico.
Crónica de un podio anunciado
El podio de Ricciardo en el Gran Premio de Eifel no es un resultado aislado, pues a pesar de producirse gracias al abandono de Valtteri Bottas por un fallo mecánico en la unidad de potencia de su Mercedes, era cuestión de tiempo que viésemos a Renault de vuelta en el podio.
La cuarta posición de Ricciardo en el mundial de pilotos es la muestra más clara de que el tercer puesto en Alemania es fruto de la constancia del equipo del rombo, lo cual queda aún más claro si analizamos la temporada del piloto australiano: Ricciardo ya estuvo cerca de sacar provecho del caos de las últimas vueltas en el Gran Premio de Gran Bretaña con los pinchazos de Hamilton, Bottas y Sainz, pero tuvo que conformarse con el cuarto puesto. El mismo resultado obtuvo en Bélgica, cuando acabó a escasos tres segundos de Max Verstappen y se quedó a las puertas de su primer podio vestido de amarillo.
Finalmente, ese podio terminaría llegando en Nürbirgring en un fin de semana atípico y marcado por la suspensión de los entrenamientos libres del viernes y unas condiciones climáticas que llevarían a los pilotos a una situación límite en la que el talento de Ricciardo le permitió brillar.
Las manos de Ricciardo vuelven a marcar la diferencia
El piloto australiano volvió a brillar en un Gran Premio que redujo las diferencias entre equipos y puso en valor la pericia de los pilotos. La cancelación de las prácticas del viernes debido a las lluvias torrenciales que se produjeron en la región de Eifel, junto con las bajas temperaturas del sábado y, sobre todo, del domingo, dieron lugar a un cóctel perfecto para que las habilidades de los pilotos jugasen un papel mucho más importente de lo habitual y viésemos un fin de semana repleto de errores en pista.
Eso favoreció a un Ricciardo que supo mantenerse al margen de las adversidades y pudo afianzarse sólidamente en la tercera posición tras el abandono de Bottas y una intensa batalla con Charles Leclerc (Ferrari) que le obligó a sacar el máximo partido de su Renault.
Por encima de las dificultades
Una vez más, Ricciardo demostró por qué es uno de los mayores talentos de la parrilla, clasificando cerca de los pilotos de arriba sin haber entrado prácticamente en contacto con la pista, salvando una salida complicada y superando a todo un Charles Leclerc en una batalla digna de ser analizada en las escuelas de karting.
Y es más, cuando todo podía tambalearse tras el Safety Car, el ex de Red Bull volvió a demostrar una consistencia y un carácter de campeón que no sólo le permitió mantener la tercera posición, sino que volvió a poner tierra de por medio con Pérez y Sainz, a los que el destino les había brindado la oportunidad de pelear por un podio que, por ritmo, nadie le iba a poder quitar a un Ricciardo que, en un momento de máxima presión que le ponía contra las cuerdas, se creció como un jabato para lograr su ansiado primer podio con Renault.
Un podio que permite soñar a Renault… Y Alonso toma nota
Este resultado, junto con la gran temporada que está completando la escudería francesa, supone un hilo de esperanza en Enstone. En apenas unos meses, Renault ha pasado de los rumores que apuntaban en marzo a una posible marcha de la Fórmula 1 a convertirse en un firme aspirante a liderar la zona media de la parrilla y pelear por los podios cuando alguno de los tres intocables sufre un revés.
La escudería campeona del mundo ha encontrado el rumbo tras cuatro años de altibajos en los que su proyecto parecía ahogarse en la zona media-baja de la tabla y en sólo unos meses le ha dado la vuelta a la situación. Así, pasó a convertirse en un firme candidato, a ser el mejor de los ‘mortales’, y en este cambio de dinámica hay dos nombres que destacan por encima de todo: Cyril Abiteboul y Luca de Meo.
El jefe de equipo ha conseguido dar con la tecla en el coche de 2020 tras varios intentos fallidos de Renault por conseguir un chasis competitivo. Así, se han ido solucionando uno de los principales puntos débiles que venía arrastrando el equipo desde su vuelta a la Fórmula 1 en 2016.
Por su parte, la reestructuración llevada a cabo por De Meo en el organigrama de Renault ha mejorado notablemente la eficiencia de un equipo que ha sabido reinventarse en una situación de crisis económica.
La inyección económica que ha aportado el Director General a la escudería le permite desarrollar de forma paralela el monoplaza actual y el de 2022. Se ha garantizando así que el renombrado Alpine será competitivo en 2021 sin socavar el desarrollo del coche con el que la marca gala aspira a volver a ganar con el nuevo reglamento.
Mientras tanto, Alonso observa con tranquilidad
Y si hay alguien que presta especial atención a los avances de Renault, ese es Fernando Alonso. El español ya está totalmente integrado en la estructura de Renault y ha querido involucrarse en el desarrollo de un monoplaza que en principio iba a quedar aparcado para centrarse en 2022.
El factor que ha hecho cambiar de opinión al bicampeón del mundo no ha sido otro que las buenas sensaciones que transmite el monoplaza actual y el gran progreso que ha protagonizado en este 2020. Aquello permitirá al asturiano tener un coche con el que soñar con los podios en 2021 gracias a la congelación del reglamento, y servirle como preparación para llegar al 2022 al máximo nivel para buscar su tercer campeonato.
Tanto Alonso como Renault han dado muestras de estar preparados y bien compenetrados para afrontar el mayor reto de ambos en los últimos tiempos. Renault, con la llegada de Alpine, pone toda la carne en el asador para volver a lo más alto, y Alonso está demostrando un interés y una entrega en el proyecto que no se le veía desde su época en Ferrari.
Por fin podemos decir que Renault tiene una base sólida para volver a lo más alto: Un coche competitivo, un importante apoyo financiero. Pero sobre todo, un campeón del mundo con una tremenda ambición por recuperar su trono. Tras años de sufrimiento, Renault vuelve a sonreír, y con ello, Fernando Alonso tiene motivos para soñar.
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