Borussia M´Gladbach – Manchester City: Las buenas rachas no bastan
En un estado de forma envidiable, los 'citizens' volverán a verse las caras con el conjunto germano por la ida de los octavos de final de la Champions en busca de, ahora sí, dar el primer paso que termine con el pasaporte a Estambul. 18 triunfos consecutivos suman los de Pep Guardiola, un excelente momento que, por si fuera poco, se une a su buen hacer ante equipos alemanes: 8 partidos invictos. El equipo de Marco Rose tratará de hacerse ajeno a su mal momento liguero (una victoria en 5 fechas) para dar el carpetazo ante uno de los candidatos a llevar el trofeo.
Una vez más, Borussia Mönchengladbach y Manchester City se citan en la noche de las estrellas. Ya no más en la fase de grupos, sino ahora en las rondas decisivas de la UEFA Champions League. Una fase que al subcampeón inglés le cuesta, y mucho, pero visto su performance en lo que va de curso, podría este año ser su momento de tocar el cielo. No opinan lo mismo los ‘potros’, dispuestos a una vez por todas vencer a los británicos.
El viejo disgusto de Pep, en mal momento
Sorprendió a propios y extraños la actuación del Borussia M’Gladbach en Europa. Haciendo muestra de sus mejores atributos: movilidad, presión alta y mucha verticalidad ofensiva, los teutones no desentonaron en un grupo compartido con Real Madrid, Inter y Shakhtar Donetsk. Gracias a su destellante fútbol, se ganaron con pleno derecho su primera clasificación a la fase eliminatoria de la Liga de Campeones. Nada nuevo para Pep Guardiola. El catalán vivió en carne y hueso todo el potencial de unos ‘potros’ que se volvieron su ‘bestia negra’: solo dos veces se impuso su Bayern Münich en tres temporadas. «Es un equipo solido, de buenos momentos y mucha calidad», alabó el español a su rival. No obstante, su glorioso momento continental no está yendo de la mano con su andar liguero (8° a 9 puntos de lo alto de la tabla).
Una pequeña crisis (solo un triunfo en 5 fechas) que trastoca, demasiado, con el buen hacer del City a día de hoy. Tras su victoria ante el Arsenal (0-1), los ‘skyblues’ sumaron su 18° victoria seguida, la mayor racha de su historia. Y, por si fuera poco, no pierden desde noviembre (2-0 contra el Tottenham). Un buen hacer que también se ha reflejado en Europa, donde superaron su grupo como líderes invictos y solo encajando un gol. Tarea complicada, por si había duda alguna, para un Gladbach que es el segundo equipo más goleador del torneo con 16 goles. Pero para Marco Rose, flamante técnico ‘borusser’, la clave está en ir a por todas. «Los chicos se han ganado esta noche especial. Necesitamos confiar en nosotros mismos, y jugar con mucho coraje y pasión», señaló el germano, confiado en hacer la épica.
Una historia que cobra fuerza
Para su suerte, Rose, que la próxima temporada entrenará al Borussia Dortmund, contará con toda su plantilla a disposición. Zakaria y Thuram que eran dudas se han recuperado, y junto a Neuhaus, Pléa y el capitán Stindl (13 goles y 7 asistencias) alinearán mañana frente a los británicos. Estos, por su parte, igualmente estarán al completo. Aké es la única baja en una equipo que tenía la duda de Gündogan, y ya tiene recuperado a estandartes como De Bruyne y Agüero (que le ha marcado 4 tantos a los alemanes). Así las cosas, con ambos conjuntos alineando sus onces de gala, el Puskás Arena de Budapest vivirá una nueva historia entre ambas entidades.
Y es que en poco más de un lustro, el Borussia se ha encontrado con la misma piedra en el zapato desde que juega la antigua Copa de Europa: el Manchester City. Tras derrotar a su rival en su lejano cruce en los cuartos de la Copa UEFA 78/79 (2-4 el global), han sido dos ediciones consecutivas en la fase de grupos de la Champions, 15/16 y 16/17, que los ‘citizens’ han impuesto condiciones (3 victorias y un empate). Un historial que el Gladbach tratará de ‘maquillar’ a su favor mañana, dando además la hora en el panorama futbolístico. Advertidos están los mancunianos, a los que las debacles en el momento decisivo de la máxima competición de clubes persiguen. Son conscientes de que las buenas rachas no bastan para triunfar en Europa.