Míchel: «La despedida fue dura. Lloré; habíamos vivido un ascenso»
El técnico madrileño, ex del Huesca, habla sobre su cese como entrenador del conjunto altoaragonés
Su situación en el banquillo fue una de las historias más habladas y debatidas esta campaña en la liga. ¿Cómo el Huesca aguantó tanto tiempo a Míchel, un técnico fiel a sus ideas que no le funcionaban y no lograba resultados? En un reportaje en el Diario AS, el técnico madrileño ya con su familia en Madrid, habla sobre su cese y esas horas en las que pasó de ser el inquilino del banquillo o no serlo.
Míchel habla con autocrítica. Reconoce que le ha dado muchas vueltas a la cabeza a lo sucedido en Huesca y ve algunos errores que espera corregir para el futuro. “Es mi trabajo. Cuando te despiden, aunque creas que has hecho un buen trabajo, siempre hay que buscar las razones y saber que hay cosas que mejorar porque está claro que ha habido cosas que no has hecho bien. Al principio el equipo arrancó muy bien y no ganábamos. Nunca llegué a entender cómo no ganamos los cuatro o cinco primeros partidos. Y no son excusas, eso lo creo así de verdad. No tuvimos suerte», dijo.
Sin embargo no todo fue cuestión de suerte. Aunque estando en el club no lo notaba, ahora echando la mirada atrás más sosegadamente vio que «el punto de inflexión negativo fue el partido contra el Granada. Ganábamos 1-3 en el minuto 88 y nos empataron. Fue un palo muy duro. El equipo acusó ese golpe. Ahora te das cuenta de que ahí cometimos errores muy graves. Con muchos jugadores nuevos a lo mejor nos teníamos que haber protegido tácticamente más atrás. Lo que hay que hacer es buscar soluciones que te hagan más fuerte. Ahora que lo veo me ha reforzado», declaró.
Y acabó llegando el cese. «Cuando estás en posiciones de descenso al equipo le pesa. Tienes que intentar que el jugador se sienta seguro y protegido. Siempre encontramos una buena respuesta del equipo y eso para nosotros era importante, pero no nos bastaba. La despedida fue dura. Ya me pasó en el Rayo. Sí, volví a llorar. Soy así. Habíamos subido a Primera y estábamos sufriendo. […] Cuando las cosas no salen como tú quieres te obsesionas demasiado y yo me encontré en esa situación. Buscaba respuestas a todo y no las encontraba, pero ahora me doy cuenta de esas cosas. Estaba allí solo, sin la familia. Vivía las 24 horas para el fútbol. No tenías vías de escape, era muy difícil desconectar».