La Carrera Astur | Pk.4: Meritorios triunfos de Oviedo y Sporting
Los carbayones suman su primera victoria de la temporada tras imponerse al Huesca a domicilio, mientras que el equipo rojiblanco logró asaltar Montilivi y colocarse líder en solitario
Y a la cuarta fue la vencida. Pleno de victorias para los dos representantes asturianos en Segunda División. El Real Oviedo cerró la cuarta jornada de LaLiga SmartBank con un triunfo muy meritorio en Huesca. Los carbayones, que supieron jugar su partido a la perfección, doblegaron a uno de los ‘gallitos’ de la categoría en su propio campo para sumar el primer triunfo de la temporada. Los tantos de Borja Bastón y Samu Obeng, máximo artillero de la categoría, por cierto, valen su peso en oro. Victoria importante y necesaria para un equipo, el de Ziganda, que logra espantar viejos fantasmas y ya piensa en el duelo del domingo frente al Cartagena.
Y de un equipo que cerró la jornada a otro que la abrió. Porque el Sporting asaltó Montilivi el viernes y se ha colocado como líder en solitario de la categoría. Los hojiblancos, en un partido sólido y trabajado, doblegaron al Girona para sumar un nuevo triunfo y presentar su candidatura a pelear por la zona alta de la clasificación. El plan de David Gallego salió a la perfección y los tres puntos saben muy bien, aunque tanto en el club como en buena parte del entorno piden tener los pies en el suelo y pensar desde ya en el próximo compromiso ante el Leganés, también de viernes, por cierto.
Los recambios también funcionan
- La profundidad de plantilla saca pecho. Una de las principales características que el Sporting ha ganado este verano es tener más recursos a disposición del entrenador. El ‘virus FIFA‘ se cebó con el equipo robándole a tres titulares, pero en Girona no se les echó en falta. A Djuka le sustituyó Campuzano y Pablo Pérez; a Puma lo hizo Gaspar y Bogdan hizo olvidar a un Guille Rosas que comenzó el año como un tiro. Todos ellos hicieron que el equipo fuese igualmente competitivo y ganase con total justicia en un campo que venía siendo maldito para él.
- Un plan de partido bien ejecutado. Se decía en Gijón durante la semana previa a visitar Montilivi que el estilo de los equipos de Míchel Sánchez le venían muy bien a lo que plantea David Gallego. Fuese cierto o no, el Sporting se plantó en Girona con un plan de partido muy similar, pero siempre con sus matices propios de cada partido, a lo visto durante el inicio de liga. Un plan al que solo se le pueden poner las pegas de que al descanso la renta debió ser mayor en el marcador y las excesivas pérdidas en zonas comprometidas que, eso sí, el equipo supo subsanar casi siempre con notable solvencia.
- El feo trabajo no reconocido de Campuzano. El partido del ariete barcelonés quedará marcado por ese mano a mano con todo a favor que falla a los poco más de 10 minutos. Nadie le dirá que su trabajo sin balón, moviéndose arrastrando defensas para que Villalba y Gaspar hiciesen sus diabluras o para que Aitor encontrara carriles y Bogdan ocupase la banda derecha -que estuvo mucho más activa que la izquierda-. Aspectos del partido de Campuzano que, ya durante el partido me parecieron interesantes, pero con los días reposando el partido más aún. Esos no deberían quedar ensombrecidos por su mala definición en esa ocasión.
- Que el liderato no vuelva a confundir a nadie. El año pasado el Sporting con David Gallego firmó 12 de 12 en el arranque. Ahora son 10 de 12 y el equipo vuelve, tras cuatro jornadas, a ostentar el liderato. Si el viernes se vence al Leganés se mejorará el arranque del curso pasado pero eso no debe confundir a nadie. Es cierto que el Sporting no puede en Segunda División por historia y por entidad mantener un discurso de ‘equipo pequeño’, pero tampoco ser lo que en Gijón se llama ‘grandones’. Calma que solo estamos en septiembre aunque haya motivos para tener ilusión.
Un equipo para competir ante cualquier rival
- Los delanteros. El triunfo del Oviedo en Huesca se apoya, en buena parte, con la actuación de sus dos arietes. Porque tanto Samu Obeng como Borja Bastón hicieron lo que se pide a un punta: allanar el camino de las victorias a base de goles. Bastón hizo el primero y le anularon el que pudo haber sido el segundo (otro mal chiste, por cierto, el tema del VAR y las repeticiones). En un centro perfecto de Jimmy, el ariete olió la sangre y se impulsó en plancha para ganar la partida a su par y abrir la lata. Al primer toque, como a él le gusta. Pero su trabajo no acabó ahí. Fue un constante quebradero de cabeza y la base sobre la que se apoyó el Oviedo para respirar cuando recuperaba el balón. Obeng, al que le costó algo más, también volvió a ver portería. Al contrario que frente al Tenerife la pasada semana, el ghanés vio puerta en un partido más bien discreto. Pero anotó, que es lo importante. Y encima, el gol del triunfo. Tres en cuatro partidos, despejando cualquier tipo de duda.
- La idea inicial. El Real Oviedo se presentó en Huesca con un cambio de dibujo del que hablaremos más abajo. El plan parecía claro. Un equipo con las líneas juntas que cerrase toda opción interior que buscase el equipo oscense. Orientar el juego local hacia los costados, donde el objetivo era evitar la superioridad del equipo dirigido por Nacho Ambriz. Con balón, ser verticales tras robo para poner en aprietos a la zaga rival. La cosa no empezó nada mal con el gol de Borja Bastón. Con el paso de los minutos, al Oviedo le empezó a costar salir, y el Huesca, con muchos recursos en la parte de arriba, empezó a avisar. Pese a ello, la retaguardia carbayona logró que el equipo se marchase al descanso por delante.
- Sobreponerse al empate. La segunda mitad no arrancó nada mal para los intereses del Real Oviedo. Borja Bastón convirtió el segundo a los pocos segundos de la reanudación, pero el VAR, con una imagen más bien desastrosa, acabó dando la razón al juez de línea, que había levantado la bandera. Pese a ello, los azules continuaron generando ocasiones, pero en un momento en el Huesca no estaba ofreciendo nada, llegó el empate. Una jugada originada por una pérdida en salida de balón y una ayuda al lateral que nunca llegó. El cuadro local aprovechó la situación y Marc Mateu, con mucho tiempo para centrar, envió el balón al segundo palo, donde Pulido, libre de marca, prologó hacia el interior del área pequeña para que Escriche, también libre de marca, pusiese la igualada. Pese a ello, el Oviedo siguió intentándolo. Sangalli avisó y Obeng ejecutó en el tramo final tras una prolongación de Borja Sánchez. El ghanés ganó la posición a su par para ponerse delante de Andrés Fernández y definir a la perfección.
- Ziganda. En un inicio de temporada más bien complicado, el técnico planteó en Huesca un partido muy distinto a las tres primeras jornadas. Tanto él como Rubén Reyes coincidieron en que la plantilla puede imponerse a cualquiera, y en El Alcoraz, el técnico dio entrada a Luismi y Borja Bastón. Con un 4-4-2 muy claro, el plan, como hemos dicho, salió a la perfección en los primeros compases. En el segundo acto, cuando más de uno se echó las manos a la cabeza tras el cambio de Bastón, Obeng le dio la razón con el tanto del triunfo. Pese a ello, parece que con el técnico vale hasta criticar el acierto…