El Granada lucha para ganar ante el Alavés
El conjunto dirigido por Robert Moreno se complicó la vida con un gol en propia en el último tramo del encuentro pero Arias supo revertir la situación.
Granadinistas y babazorros volvían a la competición doméstica después de cumplir los objetivos coperos ante dos rivales de divisiones inferiores. Las dinámicas irregulares de ambos conjuntos y la proximidad en la tabla hacía que en el partido que abría la jornada 16 se jugasen más que tres puntos.
Puertas no perdona dos veces
Y prueba de ello fue el arreón inicial de los locales, que salieron en tromba hacia el área rival. Los vascos se hicieron pronto con la pelota y también querían intimidar a Maximiano, pero la zaga rojiblanca estaba bien plantada y los de Calleja preferían no arriesgar en exceso. Tras la réplica visitante, Puertas sería el que tirase del carro del Granada y en el ’10 tuvo una muy clara para abrir la lata en Los Cármenes. La que no falló fue la siguiente: remate seco del jugador granadinista, imposible para Pacheco, que vio como el balón acababa en el fondo de su portería.
Ahora los albiazules (hoy de azul oscuro y pantalón blanco) parecían aturdidos después del mazazo y esto lo aprovechó el cuadro andaluz, que salía al ataque comandado por un Luis Milla que volvía a la titularidad y Puertas que buscaba el doblete en su cuenta particular. Para cerrar el primer acto Pere Pons pudo igualar la contienda, pero se precipitó y su ocasión salió blanda.
Final de infarto
El Deportivo Alavés arrancó como se esperaba en la segunda mitad y Toni Moya gozó de una gran ocasión justo en la reanudación del juego, aunque no conectó con la bola en boca de gol. El partido se estabilizó y el baile de los cambios comenzó a verse en los banquillos de Los Cármenes. A la media hora de partido Joselu volvió a perdonar las tablas, rematando a las manos de un Maximiano que no terminaba de verse exigido por los delanteros rivales, hasta que en el ’65 Rioja remató a puerta, la pelota se envenenó por tocar en un defensor y el guardameta local tiró de reflejos para sacar el balón. Tanto fue el cántaro a la fuente que al final...el gol llegó para el Alavés. De nuevo Rioja fue el ejecutor, el balón tocó en Abram y la pelota acabó colándose en su propia portería. Diez minutos y muy poco margen de maniobra. Hasta que Arias, que había entrado de refresco sacó las castañas del fuego y remachando un balón que Abram había tocado previamente. Los minutos finales fueron mejor gestionados por los locales y los tres puntos no se movieron de Granada.