El Valladolid vuelve a tropezar contra si mismo

El Valladolid volvió a ser victima de sus propios errores en El Arcángel

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El Pucela volvió a dar la de cal en Córdoba. Otra semana de sufrimiento y de tratar de encontrar explicación a lo inexplicable que resulta este equipo. Tras la victoria ante el líder de la semana pasada y, con la buena línea que traía el equipo de Luis César en las últimas jornadas, el partido del Arcángel se presentaba como la oportunidad definitiva de meterse de lleno en la pelea por el playoff; sin embargo, la moneda volvió a caer en cruz para el Real Valladolid.

El técnico gallego se lamentó en rueda de prensa y achacó la derrota al «minuto fatídico» en el que Gianniotas marró el penalti que hubiera supuesto el 0-2 y a renglón seguido perdió a Luismi por una roja directa. Cierto es que fue un punto de inflexión muy grande y que jugar con uno menos condiciona; sin embargo, los árboles no nos deben tapar la visión del bosque y la realidad es que el Valladolid volvió a caer en los mismos errores de partidos anteriores.

Aceptable primera mitad

El partido hasta ese momento estaba más o menos controlado. El Valladolid había hecho una primera parte aceptable; sin alardes pero conteniendo bien a un equipo que estaba (y está) prácticamente desahuciado y que se la jugaba. Para colmo de bienes, los blanquivioletas se encontraron con un gol de esos «psicológicos» al filo del descanso en su primer tiro a puerta, dicho sea de paso. De haber convertido Gianniotas el penalti, probablemente todo habría acabado pero el hecho de que el griego no acertara no debe suponer que un equipo se venga abajo de tal manera.

¿Con 10 mejor que con 11?

En el tema de jugar en inferioridad ya llueve sobre mojado. Es un problema histórico del Valladolid de hace varios años hacia acá. Son muchos los partidos en los que los de Pucela se diluyen como un azucarillo tras quedarse con un hombre menos cosa que, curiosamente, no suele suceder a los equipos rivales (sirva como ejemplo el Huesca de la semana pasada). La clave: el trabajo. Con uno menos se puede jugar, señores, y claro que se puede ganar y mantener un resultado por mucho que el rival se esté jugando la vida y empuje, pero no es posible sin trabajo y sin capacidad de sufrimiento. Hay que correr, multiplicarse para hacer bueno aquel dicho de Don Helenio Herrera.

Vuelven los errores defensivos

Con el Córdoba apretando el Valladolid volvió a cometer el error de meterse atrás. Hay equipos preparados para ello pero este no es el caso. Cuando el Valladolid de Luis César recula, los fantasmas aparecen y empiezan a evidenciarse las carencias defensivas individuales y colectivas. El equipo sigue sin defender en bloque, la línea defensiva carece de ayudas y de automatismos); si un jugador rival se deshace de su par tiene varios metros para pensar que opción tomar a continuación. Para colmo, los errores individuales se acrecentan y vemos nuevamente como, en los dos goles del Córdoba, el balón llega plácidamente al rematador pasando por varios zagueros que ni marcan a su par ni despejan el balón demostrando una pasividad exasperante. Hay que reseñar como error flagrante el de la expulsión de Luismi. Hay algunas faltas que son necesarias pero hay maneras y «maneras» de cometerlas y la de ayer de Luismi es tan dura como innecesaria por la zona del campo en que se produce.

El «otro» fútbol y saber competir

Otra de las carencias históricas del Valladolid es no saber dominar eso que damos en llamar el «otro fútbol». El de las pérdidas de tiempo (tan odiadas como necesarias), el de dominar el cuero lejos de tu portería, el de despejar sin contemplaciones… Resulta hasta cómico que a Masip le enseñen una cartulina amarilla por perder tiempo en un saque ¡en el minuto 3 de la segunda parte!. Como digo es un mal endémico del Valladolid y estoy convencido de que ni siquiera el «maestro» Bordalás sería capaz de implantar esta filosofía en Pucela. Para muestra un botón, tras el segundo tanto del Córdoba, el partido terminó y en los diez minutos que restaban, apenas un par de ellos fueron de juego efectivo. Pero saber competir no solo significa eso y es que el Valladolid, ni con 11 ni con 10, ganó en intensidad al Córdoba ni fue capaz de poner el excesivos problemas a la peor defensa de la categoría.

En definitiva un nuevo desastre del Real Valladolid que sigue dando palos de ciego. El domingo llega el Rayo a Zorrilla como el equipo más en forma de la categoría…

Autor: Víctor Fernández (@VictorPucela73)

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