El plan de Aguirre
El mejicano llegó para revertir la situación y el impacto de sus ideas se van viendo, pero faltan detalles a corregir
Cuando Javier Aguirre aterrizó en el aeropuerto de Son Sant Joan, todo el mundo del fútbol supo que la apuesta por el perfil del mejicano era necesaria para cambiar el rumbo del Mallorca. Una medida a la desesperada que aúna dos cualidades sumamente importantes para conseguir el objetivo de la salvación en tan poco tiempo.
Es verdad que su primer plan de partido salió mal, porque no se sumó, pero hasta los 63′ se jugó a lo que quiso el «vasco». Sin embargo, las nuevas virtudes no son suficientes si no se suma y el campeonato ha entrado en una fase en que lo importante es sumar y no reunir sensaciones.
Aguirre es un entrenador de la vieja escuela. De esas que nos suenan a la prehistoria, pero que al final el procedimiento es tan rudimentario que se adquiere de manera fugaz y da resultados inmediatos aunque el cambio sea radical. Como bien ha señalado el técnico, «los chicos necesitan un cambio de mentalidad». Para ello ha llegado un motivador nato, con un planteamiento de bloque bajo para crecer defendiendo y poniendo cerrojo a su portería.
En Getafe ya dejó muestra de lo que será el Mallorca de aquí a final de temporada. 5-3-2 para fortalecer una zaga que hacia aguas por todos los flancos. La formación parece innegociable, lo único que irá variando son los actores de la función. En el Coliseum el plan defensivo salió a la perfección. El Mallorca fue capaz de anular a todo el entramado ofensivo de los azulones. Quique puso a Ünal con Sandro en punta y los tres centrales minimizaron su impacto en el área. El gran trabajo defensivo de los actores secundarios fue decisivo para destruir el centro del campo local: Salva, Battaglia y Dani Rodríguez.
Sin embargo, en ataque faltó mucho. El Mallorca defendía cómodo cerca del área y no pudo salir con asiduidad al ataque. La falta de efectivos en ataque y de perfiles para conducir las contras provocaron que los bermellones entrasen en sequía atacante. Muriqi y Fer Niño estuvieron inoperantes. Cuando entró Ángel, el guión no cambió.
Las ideas que plasma Aguirre han calado en los jugadores, pero falta que el equipo sea más compacto y el nuevo entrenador encuentre a esos jugadores que puedan lanzar las contras y que el equipo no se ahogue por falta de efectivos capaces de hacerlo correctamente.