Que nadie despierte al Nàstic del sueño
El conjunto tarraconense se impone por la mínima al Alcoyano y se clasifica para los playoffs de ascenso a Segunda
«Todo o nada en un día». Raül Angé sabía que un solo partido iba a determinar la valoración de la temporada al completo. Cualquier otro resultado que no llevara a los playoffs de ascenso era un fracaso para el Club Gimnàstic de Tarragona. Las cosas se torcieron a finales de 2021: una espiral de malos resultados, en especial, fuera de casa —la primera victoria como visitante se hizo esperar hasta enero— invitó a los granas a visitar el infierno. Pero cuando todo parecía perdido, el destino quiso darle una tregua a los corazones tarraconenses. Tan solo tres derrotas en la segunda vuelta permitieron no solo revertir la situación, sino colarse en la lucha por elevarse a los cielos. El Nàstic es cuarto. Le espera el Racing de Ferrol. El sueño para regresar al fútbol profesional después de tres años sigue bien vivo.
Doble o nada
La compañía de lucha libre profesional All Elite Wrestling celebra este fin de semana Double or Nothing, uno de los eventos más importantes de su calendario. Aunque el espectáculo tendrá lugar en el T-Mobile Arena de Paradise, Nevada, la sesión de sparring tuvo lugar a kilómetros de distancia. En concreto, en El Collao. Alcoyano y Nàstic se veían las caras en una apuesta a doble o nada. Podía salir muy bien o muy mal.
En un lado de la mesa, se encontraba el crupier, Vicente Parras. En su centenario como entrenador del Deportivo, no se jugaba absolutamente nada. Confirmada su permanencia y reducidas a cero las posibilidades de ascenso, era la tarde idónea para rotar la plantilla y probar cosas nuevas de cara al próximo año. Ya en la portería, se lloraba la ausencia del carismático José Juan, que por primera vez esta temporada vería el encuentro desde el banquillo. En su lugar, Tomaz Stopajnik saltaba al verde para debutar con los valencianos.
Justo enfrente de Parras se encontraba un apostador con placer por el riesgo. Raül Agné sabía que el premio este sábado era muy jugoso, pero que no podía fallar: era o el ascenso o seguir en Primera RFEF. Ya había tonteado con la nada más absoluta hace unos meses, pero era consciente de que nunca antes habría dolido tanto volver a casa con las manos en el bolsillo y sin fichas por arriesgar. El destino ya le había quitado a uno de sus mejores hombres, Marc Trilles, positivo en covid —además de Juan Camilo Becerra—, pero el técnico se la jugó al doble: dejó en el banquillo a Dani Romera, el pichichi del equipo con apenas cinco meses vistiendo de grana.
Balón prisionero
El inicio del encuentro fue un show dantesco. Hasta tres pelotas había sobre el terreno de juego. Tras las fotografías de equipo reglamentarias, como aún faltaban un par de minutos para las 18.30 horas, el colegiado Alberola Rojas permitió a los dos conjuntos realizar unos ejercicios de calentamiento improvisados. Hasta que llegó la hora de la verdad. Más que un duelo de fútbol, comenzó una partida de balón prisionero. Eternos rebotes que los 22 futbolistas esquivaban con ejercicios de contorsionismo y lanzamientos con escasa puntería se sucedían hasta que Robert Simón fue el primero en caer, con un pelotazo directo a la barriga que le noqueó.
Robert Simón y Pablo Carbonell fueron los dos primeros jugadores en darse cuenta de que el objetivo era colar el esférico en la red. Con sendos tímidos chuts desde fuera del área, pusieron a prueba a los dos guardametas, que a pleno sol y con un calor infernal bien podrían haberse echado una siesta. La primera ocasión de peligro real se originó en las botas del equipo que no se jugaba nada. Andy Escudero, con un control de balón que hacía honor a su dorsal ’10’, encaró la diagonal, arrastrando con él a Pol Domingo. Esto dejó vía libre a Carbonell para doblarle por la izquierda y recibir en el lateral de la portería, desde donde lanzó un centro que Juli no alcanzó por cuestión de milímetros.
El Nàstic tenía la posesión, pero no las ideas, hasta que la vitamina D hizo su efecto. Primero fue un globo de Édgar Hernández desde el vértice del área al que Pablo Fernández no llegó a rematar. Tres minutos más tarde, en el 27, la acción se trasladó al flanco derecho. Robert Simón envió el cuero al segundo palo y el mismo Pablo Fernández se elevó por los aires para rematar de cabeza con una sutil rotación de su cuello de cisne. Su testarazo pilló a Tomaz a pie cambiado y la pelota se introdujo al fondo de la red. En uno de sus pocos disparos a puerta, el Nàstic inauguraba el marcador. El sueño del playoff de ascenso estaba más cerca. La apuesta al doble de Agné parecía ser la correcta.
Hasta el final
Se habló mucho de la invasión de aficionados alemanes en el Camp Nou cuando el Eintracht Frankfurt visitó al FC Barcelona en la Europa League, pero nadie esperaba que el contingente grana, conformado tan solo por 372 nastiqueros, fuera capaz de convertir El Collao en una nueva fortaleza de la Tárraco romana. Si bien fueron los pupilos de Vicente Parras los que tenían la posesión y la agresividad —así lo demuestra el pase filtrado de Andy para Fran Miranda, cuyo centro posterior a punto estuvo de sorprender a Manu García—, la banda sonora parecía narrar un relato completamente distinto. Desde «fins al final, força Gimnàstic» hasta vítores para Dani Romera con su entrada al campo, el encuentro parecía estar disputándose en el Nou Estadi. Eso sí, los aplausos reinaron cuando Juli, a sus 40 años, fue sustituido.
Con las defensas bien colocadas y el cansancio haciendo mella, ambos conjuntos soltaron el pie del acelerador. Las malas noticias empezaron a surgir, como las molestias físicas de Robert Simón y Pablo Fernández que les obligaron a abandonar el encuentro. Sin embargo, el luminoso ya no se movió. Tras una auténtica montaña rusa de emociones, en una temporada en la que llegó a tontear con la zona de descenso, el Nàstic confirmó su clasificación para los playoffs de ascenso a LaLiga Smartbank. Con 61 puntos, finalizan la campaña en cuarta posición. Su próximo escollo será el Racing de Ferrol, que ya se encargó de quebrar los sueños del archienemigo grana, el CF Reus, en 2015. Por su parte, el Alcoyano concluye en undécima posición, con 52 puntos.