España se confirma
La Selección española se impone por 64-90 a Georgia y da un paso adelante para la clasificación a octavos de final.
Paso de gigante para la Selección española, que puso el 2-0 en uno de los partidos más complicados del grupo al derrotar a Georgia por 64-90. Gran trabajo defensivo y gran aportación del banquillo de España para sumar la victoria.
Una gran pugna física desde los primeros minutos de partido marcaría el devenir del encuentro. Poco acierto, mucha pelea por cada rebote… No sorprendía a nadie que el 6-6 luciese en el Tbilisi Arena tras cinco minutos de partido.
Mientras Rodolfo Fernández se convertía en el segundo jugador con más internacionalidades de la historia de España, pasando a toda una leyenda como Juan Antonio San Epifanio, Willy Hernangómez hacía estragos en la pintura en una imagen extramotivada que pocas veces se ha visto. Y aunque la Selección española se crecía, las rotaciones casi cuestan un buen susto. Alberto Díaz salvó la papeleta con un triple sobre la bocina para el 16-18.
Ofrecía soluciones defensivas Sergio Scariolo alternando entre defensa individual y zona de espacios mutante entre la 3-2 y la 2-1-2. Pero el músculo y la fuerza de Georgia seguía siendo un problema para España, llegándose a ver ventaja de la Selección georgiana en el 21-20. Y hasta ahí, porque hizo click la Selección española y, tras disminuir errores, se veía 23-29 arriba a cinco minutos del descanso.
Poco a poco iba España cimentando su ventaja. Georgia era rocosa y vendía cara su piel, incluso llegaba a crecerse con pequeños parciales, pero la increíble defensa de la Selección española cortaba cada irrupción de raíz, personificado en un Xabier López-Aróstegui que secaba a Thadden McFadden. Se llegaba así al descanso con el 31-40.
La defensa de Georgia no brillo por su eficiencia en el inicio de la segunda mitad. Y España lo supo castigar. Engrasando de menos a más, en defensa y ataque, las buenas acciones de tiro podían más que los intentos de la Selección georgiana por pura potencia. Y así fue cómo se rompió el partido, con el 34-51 tras dos minutos y medio de tercer cuarto.
Georgia iba impacientándose con el paso de los minutos, y sólo Rati Andronikashvili parecía saber a qué jugar. Ni si quiera el amago de crecida tras una técnica a Jaime Pradilla daba aliento a una Selección georgiana desdibujada. España respondía a cada situación con baloncesto, y el final de los terceros diez minutos prácticamente avisaba de lo que iba a ser el final del partido. 47-71.
Diez minutos para sentenciar. Y España no bajaba el listón. En defensa eran un rodillo, y Georgia ya iba a la desesperada. Cayeron los 20 y así se sentenciaba el encuentro. Solo triples para la Selección georgiana, que estaba sin acierto. Y la Selección española se salía. El banquillo dinamitaba todo, y es donde estaba la diferencia. Al final, los chicos de Scariolo sumaron la segunda y confirman las buenas sensaciones.