Marcos Llorente y Pablo Barrios son los Reyes del Atlético
Los rojiblancos visitaron Oviedo y se llevaron la eliminatoria por cero a dos. Marcos Llorente y el canterano les dieron la victoria al Atlético y ya esperan rival en octavos de final
El encuentro de octavos de final entre el Oviedo y el Atlético de Madrid fue uno de los mejores regalos de Reyes Magos que le pudieron dar a los miles de aficionados que llenaron el Carlos Tartiere. Sus Majestades les trajeron más bien carbón, pero no por portarse mal, sino porque el único regalo posible para la afición era una victoria muy complicada de conseguir. Un choque lleno emociones y que se acabó llevando con alguna que otra duda el conjunto rojiblanco por la mínima con gol de Marcos Llorente.
En los primeros compases del encuentro, ninguno de los dos equipos supo llevar la iniciativa, y es que ninguno de los dos equipos estaba acostumbrado a dirigir el partido con el balón de su lado.
La lógica hizo que los de Simeone se animasen a generar daño con Marcos Llorente y Griezamnn como principales referencias ofensivas, siempre acompañados por Álvaro Morata para acompañar arriba. Pero se hizo de rogar el primer tanto del encuentro.
El Oviedo salió como tenía que hacerlo, sin miedo a un equipo grande y dejándose la piel en el campo con cada presión, cada oportunidad y cada remate a puerta. Obeng tuvo un par de ocasiones que no llegó Oblak ni siquiera a tener que esforzarse, pero fueron claros avisos de lo que iba a ofrecer los azulones.
Otra gran ocasión que hizo llevarse las manos a la cabeza a los ovetenses fue el disparo de Mángel tras un pase atrás que ejecutó solo sin nadie que le presionase. Un mal ejemplo de lo que es defender y un mal ejemplo de lo que hay que hacer cuando tienes la oportunidad de meterle gol al Atlético de Madrid.
No llegó ni el minuto 25 de partido y, cuando peor lo que estaba pasando el Atlético y con varias ocasiones que pudieron convertirse en un problema para los madrileños, una jugada combinativa hizo que Griezmann mandase el balón al hueco a Marcos Llorente para que éste definiese al primer toque de vaselina. Un gol que dio mucha tranquilidad, apagó las dudas generadas y abrió un nuevo frente.
En los minutos posteriores se abrió el Oviedo, con cierta lógica, ya que, si querían igualar la eliminatoria, no les quedaba otra que seguir trabajando contra todo pronóstico. La presión alta en campo rival dejaba huecos en el centro del campo y que eran oportunidades para que el rival corriese al contragolpe.
Tomeu Nadal quiso resarcirse de ese gol que le rondaba la cabeza durante toda la primera mitad. Despejó con brillantez una volea de Antoine que pudo suponer el segundo y que mantuvo con emoción el choque.
El Oviedo no dejó de intentarlo y, minutos antes de terminar la primera parte, Viti y Rodri Tarín encontraron un hueco en el área y tuvieron sendas oportunidades sin demasiada fortuna. Y, sin ningún minuto por añadir, Alejandro Muñiz dio fin a una primera parte sin demasiadas ocasiones, donde el Atlético respiró tranquilo gracias a Llorente.
Sin regalo de Reyes
En la segunda parte, el Oviedo fue más protagonista en el primer cuarto de hora. Mejoró aspectos como la movilidad del balón en campo rival, pero eso no fue suficiente como para probar, igual que en la primera mitad, a Oblak.
El Atlético sí que pareció bajar una marcha fue el Atlético, que estuvo más ausente y con menos profundidad. Salvando un par de llegadas de Nahuel Molina, poco se vio en ataque. El elemento más proactivo sin duda fue la afición. En cada balón recuperado o cualquier acercamiento al campo rival, la grada era el jugador número doce.
Pasada la hora de encuentro, Mario Hermoso se hizo daño y no pudo seguir en el partido, siendo cambiado por Reinildo. Quedaba poco menos de media hora para terminar de jugarse una eliminatoria abierta donde los locales no cesaron de insistir en ver si Oblak era tan bueno como dicen algunos.
Hubo que esperar hasta los últimos diez minutos de choque para que el Oviedo tuviese más peligro. Realizaron casi a la perfección una jugada ensayada a balón que no surtió efecto por poco.
Al final, el fútbol es justo, y el que no aprovecha sus ocasiones lo acaba pagando caro. Sobre el 83’, Griezmann comenzó una jugada en tres cuartos de campo rival que culminó el canterano Pablo Barrios a pase de Correa para sentenciar la eliminatoria.
El canterano está que se sale y sigue en estado de gracia, parece que ha venido para quedarse. A falta de cinco minutos para que terminase el duelo, el Oviedo tuvo la cabeza alta y peleó con orgullo igual que en el primer minuto.
El colegiado dio final a una eliminatoria bonita para los aficionados al fútbol, para algunos más que para otros. El Atlético aguantó los mejores minutos y ganaron al Oviedo. Un cuadro azul que cayó con todos los honores. Un equipo que se puede ir de la Copa del Rey con la conciencia tranquila. Porque quien lo da todo lo que está en su mano no puede irse de otra forma.