Herrero regala un punto al Mirandés en La Romareda

Había muchas ganas de volver a ver en La Romareda un partido de LaLiga SmartBank, quizás no era un regalo de reyes mirando las fechas, pero si un regalo para los seguidores del fútbol. El Zaragoza recibió a un Mirandés motivado y que buscó por todos los medios los tres puntos, pero se atascó entre las imprecisiones y Cristian Álvarez en la portería rival. Un duelo que terminó con empate a cero y un reparto de puntos que no sirve apenas para ninguno de los dos conjuntos.

Nada más comenzar el encuentro, el Mirandés no dudó en salir con peligro y sin miedo a probar fortuna en la portería contraria. A los tres minutos de partido, Pinchi recogió un balón largo y lo mandó al lateral de la portería, marchándose por muy poquito la ocasión con más peligro de los primeros compases del choque.

El partido comenzó con ritmo lento, sin demasiadas ocasiones que permitieran hacer vibrar mínimamente a los aficionados que se desplazaron hasta La Romareda. El Mirandés quiso seguir el plan que ejerció desde el comienzo y no meter velocidad la choque, pues sabían que eso le iba a perjudicar si el Zaragoza salía al contragolpe.

Pasados los primeros veinte minutos, Prados disparó sin precisión y se marchó por línea de fondo. Un disparo cruzado que ratificó el dominio con balón de los ‘jabatos’, pero iguales de imprecisos con el cuero que los de Fran Escribá.

El Zaragoza entró poco a poco en la dinámica que ellos quisieron y Larrazabal envió balón a Giuliano Simeone para buscar el primer tanto, a pesar que Alfonso Herrero despejó el peligro. En la siguiente ocasión, lo intentó Eugeni, nuevamente sin fortuna gracias a la estirada del meta español.

La situación se invirtió y los blanquiazules se fueron haciendo dueño de las ocasiones y el balón. Y ahí el Mirandés achicó balones, esperando tener alguna oportunidad al contragolpe, pero nada más que eso. Pinchi tradujo una de estas oportunidades en falta peligrosa que despejó Cristian Álvarez y mandando el balón a córner.

Se abrió un poco más el partido en los minutos finales, siendo más bien un correcalles donde nadie se pudo aprovechar de la situación. Con más oportunidades que peligro, Aitor Gorostegui dio por terminado los primeros 45 minutos de choque, con Pinchi como el mejor jugador en el césped y con todo por decidir.

Turno de los porteros

Los equipos volvieron tras el descanso con las pilas cargadas para darlo todo en el campo, pero se volvieron a mostrar difusos en cuanto a las ideas del juego. El Mirandés, cuando pudo, quiso hacer daño por los huecos que dejaron los jugadores del Zaragoza, y lo mismo quiso hacer el cuadro zaragozano. Carlos Nieto probó de cabeza al centro de Fran Gámez que se fue desviado.

Lo que no se vio del ‘Cholito’ en la primera parte, se vio después. Primero perdonó una ocasión de cabeza que marchó por muy poco por el lado izquierdo de Herrero. Más tarde, se le escapó de sus botas el 1-0 con otro tiro sin fortuna.

A falta de 20 minutos de terminar el encuentro, el ritmo se acentuó notablemente. Con el Zaragoza como dominador, el Mirandés no desistió. Pinchi pecó de falta de imaginación para definir en una contra que pudo adelantar a los suyos y que Álvarez terminó por despejar.

No fue la única buena intervención que hizo al argentino, ya que tuvo que usar hasta el hombro para despejar un zapatazo de Manu García y mantener con vida a los suyos. Con diez minutos por disputar, el partido pudo caer de cualquier lado. Giuliano probó desde fuera del área a Herrero con un disparo raso, nuevamente sin que el balón entrase en la portería.

A falta de tres minutos para concluir el choque, Simeone, tras una buena jugada individual, mandó un balón al área donde Iván Azón estuvo a punto de anotar el gol del triunfo, pero una vez más Herrero contuvo el peligro.

Con acercamientos de una portería a otra sin poder cantar gol, el colegiado pitó el final del partido y Zaragoza y Mirandés se repartieron los puntos. Tanto Cristian Álvarez como Alfonso Herrero fueron determinantes, sobre todo el meta toledano, que mantuvo con vida hasta el último momento al Mirandéz.