La Supercopa alumbra el mejor fútbol
Valencia y Madrid se dejan el alma en una vibrante semifinal que se fue apagando con el paso de los minutos. Los penaltis decidieron un partido jugado de tú a tú por dos grandes del fútbol español.
No llegaban en su mejor momento anímico ni valencianistas ni madridistas pero el partido empezó con mucho ritmo y con aproximaciones por ambos bandos. El balón llegaba de una portería a otra pero con más peligro por parte merengue que se apoyaba en un genial Benzema pleno de recursos técnicos.
Inicio con ritmo
Gattuso planteó ciertos cambios tácticos respecto a su habitual 1-4-3-3 y dibujó una doble línea de 4 para ahogar a Vinicius entre Lato y Correia. Oportunidades por ambos bandos y protagonismo para los porteros que desbarataban todas las llegadas.
Poco a poco el conjunto de la capital del Turia fue subiendo su línea de presión y su agresividad en los duelos para igualarle la posesión a los blancos. El tramo final fue valencianista con un Lino que siempre que aparece genera peligro y con Almeida encontrando líneas de pase a las espaldas de la defensa contraria. El luso jugó muy suelto sin nadie en el centro del campo que saltara a la presión.
Vinicius y Rodrigo no conseguían desbordar por fuera y solo la precisión alemana de Kroos y la categoría técnica y táctica del capitán francés en los pasillos interiores conseguían generar peligro. Cuando mejor estaban los de Gattuso, llegó el gol madridista en un desajuste defensivo entre Czenc y Çomert que aprovechó el mejor de la primera parte para plantarse ante Mamardashvili y provocar el penalty que ponía por delante a los de Ancelotti quizá cuando menos lo merecían.
Reacción inmediata
No se amilanó el Valencia que consiguió empatar a los 30 segundos de la reanudación con una buena combinación en ataque de los blanquinegros que remataba Samu Lino en el segundo palo de Courtois. A partir de ahí, un Valencia que creció en el partido y que fue ganando confianza conforme pasaban los minutos. Entró Modric pero no encontró su maestría habitual para crear superioridades. Escasas apariciones de un Vinicius poco participativo y sustitución de un Rodrigo que no hizo acto de presencia.
El Valencia conseguía superar líneas de presión teniendo paciencia en la salida del balón y combinando bien, rápido y preciso. Tuvo oportunidades el actual subcampeón de Copa pero no consiguió superar la inmensa barrera de Courtois.
Los tiros lejanos de Valverde y Kroos fueron las pruebas de que el georgiano Mamardashvili es un guardameta de futuro y presente, de los que pueden arreglarte un mal partido y aguantarte al equipo cuando flaquean las fuerzas.
Un Madrid más entero
Las fuerzas parecían más del lado blanco en el aspecto físico pero el Valencia siguió ordenado, con las ideas claras y buscando salidas por los costados. El joven Fran Pérez gozó de las mejores oportunidades pero se llenó de balón, mientras que el Madrid asedió con mayor constancia la portería del enorme portero que agigantó su portería para llevar el partido a los penaltis.
La maldición blanquinegra.
La pena máxima enviada por el 24 valencianista a las nubes y la parada del cancebero belga al lanzamiento de Gayà sentenciaron una semifinal que pudo ganar cualquiera y que no mereció perder ninguno. Los merengues no fallaron ninguno y se ahorraron el último e innecesario lanzamiento. Una nueva final para los de Chamartín que esperan rival del duelo entre Barcelona y Betis