El Bayern castiga, pero también aflige
Los bávaros se aferran a su contundencia y calidad individual para pervivir (2-4) frente a un Wolfsburgo que tuvo mejor performance.
Continúa ganando y goleando el Bayern Münich, pero cada vez continúa en duda su predominancia en la Bundesliga 22-23. Ya lleva un buen rato el actual monarca teutón dejando dudas y ante el Wolfsburgo no fue la excepción. Solo su envidiable precisión pudo poner fin (2-4) a la superioridad futbolística y emocional de unos ‘lobos’ incansables. El liderato cuesta mantenerlo fecha a fecha.
Contundencia, mas no eficiencia
Las urgencias del Bayern luego de tres partidos ligueros sin ganar estaban claras. Lo mismo que la empresa era complicada al tener que enfrentar al renacido Wolfsburgo. Voraz, intrépido y combatiente desde que agarró mal parado al campeón con su bloque alto, vigilancias extenúas y presión intensa. Sin embargo, la historia se repitió. A la primera que vieron sus líneas superadas y sin saber cómo, los ‘lobos’ se vieron por detrás: Coman encontró portería cuando quiso enviar un centro (9′). Ni modo, a comenzar de nuevo. La apertura del marcador no pintaba tener efecto en el equipo de Kovac, implacable interrumpiendo y recuperando en el último tercio. Lastima que Svanberg y Paulo Otávio anticiparon los que sería el choque errando delante de portería. Y justo cuando parecía que el empate estaba cerca, pues los bávaros hicieron gala de su eficacia.
Quería tanto agarrar por la yugular a su rival el Wolfsburgo que ignoró el hecho de que le había tendido una alfombra roja a sus espaldas. Con Kimmich siendo válvula de escape al infierno vivido, João Cancelo, que ha caído de pie en Münich, se proyectó por su banda y puso un centro jugoso que Coman embocó en primera (14′). Casi de inmediato, Müller mandó a a la red un cabezazo (19′). Tres llegadas y tres goles que parecían enterrar a su oponente.. Lo hubiera deseado así Nagelsmann, incrédulo de que a pesar de la ventaja, sus pupilos eran acorralados y suprimidos en su campo. Merecía algo más el esfuerzo encomiable del elenco de la Volkswagen (que tenía en Wind, Wimmer y Svanberg a sus máximos exponentes) que apareció Kaminski para darles un aro de esperanza (42′) cerca de la pausa.
Musiala, el verdadero ‘Golden Boy’
Tal y como se preveía, el Wolfsburgo no paró apretar, robar y amenazar. La escuadra automotriz tenía detectado cada intento de su rival por salir profundizando -entre líneas o por banda- que cada salto a la presión era exitoso y escalar con rapidez hacia meta se hacía rutinario. Si eso no era suficiente, el Bayern sufría más cuando Wind se recogía para alargar posesiones o dejar a sus pares en ventaja, y se sumaban llegadores en el último tercio. Cabe decirlo, Kovac tenía en jaque a Nagelsmann. Por si fuera poco, el descuento local bajó su cuota en las casas de apuesta de golpe en cuanto Kimmich salió expulsado. Tuvo bastante fortuna el cuadro muniqués de no encajar en ese tramo gracias a Sommer, que sacó los tiros de Wind y Baku a quemarropa.
En momentos de apuro, contar con estrella como Musiala hacen la vida más fácil. Fiel a su estilo, la perla germana recibió escorado en derecha y aprovechó los vacíos en el césped para galopar dejando atrás a sus marcadores y anotar un golazo (73′). No obstante, el Wolfsburgo siguió de pie. Atacando en manada, un mal control de Lukas Nmecha dentro del área acabó con Svanberg rompiendo la red (80′). Entonces, la locura se apoderó del duelo. Un penal no cobrado a Baku, un gol anulado a Gerhardt, otra falta de De Ligt sobre Marmoush y un último fusil de Svanberg que desvió Sommer fueron las últimas acciones que pusieron en evidencia que el Bayern es vulnerable. Castigó, mas también afligió. A días de que comiencen los octavos de final de la UEFA Champions League, no son noticias positivas.
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