Ceuta y Badajoz necesitan ganar para salir del descenso
AD Ceuta - CD Badajoz | Domingo, a las 12:00h | Trigésimo segunda jornada de la Primera Federación | Estadio Municipal Alfonso Murube | Árbitro: Orellana Cid | Un Ceuta que sigue sin perder, necesita ganar en su casa a un Badajoz que viene igual de necesitado de puntos.
Esta semana me encontré con un viejo amigo que es profesor en un cole. Siempre que nos vemos me dice lo afortunado que se siente por trabajar en lo que le apasiona. Yo, evidentemente, no se lo discuto. Faltaría más. Es una suerte inmensa poder trabajar en lo que te gusta. Además, es la única forma y manera de poder darlo todo en tu profesión. Cuando lo que haces no te apasiona, no lo entregas ni lo das todo. Esto es una obviedad. Pero les confieso que el otro día no me callé con mi viejo amigo, cuando me habló de su trabajo y su pasión por enseñar a los más pequeños. Lo miré fijamente -como cuando uno se mira al espejo y necesita hacerse preguntas de verdad- y le dije: «tú sabes qué a mí no me engañas. Te conozco mejor que nadie te va a conocer jamás y tu verdadera pasión tiene forma esférica».
Mi amigo -al que tengo gran estima y sé que es una persona coherente, buena y sincera- me mira fijamente y sin titubear, como sólo lo haces cuando te respondes una duda a ti mismo, me suelta a bocajarro: » pues no puedo negarte la mayor, pues esto mismo acabé por descubrirlo este mismo domingo pasado. Nos fuimos la familia como siempre a ver a nuestro equipo que, por cierto, se está jugando la vida esta temporada. Fuimos con la misma ilusión que cualquier otra semana. Y como tantas otras semanas esta temporada, volvimos a caer derrotados. Te prometo que somos una familia, que después del pitido final, haga lo que haga nuestro equipo, nos ponemos en pie y aplaudimos a nuestro equipo. Pensamos que es la mejor manera de levantar el ánimo y pensar ya en el siguiente partido. Pero esta vez algo era distinto. Miro de reojo a la izquierda de mi mujer y veo a mi hijo aún sentado en su asiento, con la cabeza cabizbaja. Me voy hacia él, le giro la cabeza hacia mí y veo como dos lagrimitas caen lentamente por sus mejillas. Me mira con sus ojitos húmedos y me dice: papá este año descendemos. Es cuando te das cuenta cual es tu verdadera pasión».
Esta misma pasión por el juego es la que tienen que mostrar en el campo, los dos equipos que se enfrentan mañana en el Municipal Alfonso Murube. Como visitantes llegan los extremeños del CD Badajoz. Un equipo que viene metido en más problemas, de los que nadie hubiese imaginado a principios de temporada. Pues se encuentra antepenúltimo, a un punto de la salvación. El equipo de la capital del Guadiana viene de perder los últimos dos encuentros. Una dinámica que, de no cambiarla, lo va a llevar al pozo. Es cierto que el domingo pasado se enfrentó a uno de los mejores equipos de la categoría. Y que los blanquinegros no hicieron un mal partido. Pero volvieron a fallar donde se deciden los partidos, en ambas áreas. Consiguieron que el Real Madrid Castilla tuviese menos llegadas y ocasiones que en cualquier otro partido. Pero los madrileños mostraron su gran pegada con dos golazos. Y es una pena porque el Badajoz generó mucho más juego, consiguió muchas aproximaciones y creó más ocasiones de las que suelen hacerles a los madrileños. Pero una vez más pudimos constatar la falta de gol de este equipo.
En su partido podríamos diferenciar dos partes. La primera hasta el minuto 70 aproximadamente, en la que los pacenses fueron mejores al Castilla en casi todo. Y la segunda a partir de los cambios. Su entrenador David Tenorio, pensó que al equipo le hacía falta un plus. Un poco más de energía para lograr igualar el encuentro. Y a fe que así parecía que iba a ser. Pues eran los mejores minutos de los locales. Con un Alfaro que, haciendo de nuevo de centrocampista creador, volvió a echarse el equipo a las espaldas. Con un Calderón dejándoselo todo el terreno de juego. Con una banda izquierda, con Adilson y Edu Sánchez, que eran un auténtico quebradero de cabeza para sus rivales -sólo había que ver la cara de enfado de Raúl González, cada vez que el Badajoz lograba perforar por esa banda-. Con un Santamaría que tocaba todo lo que le llegaba y le faltó pegarse y chocar con un poste. En fin, el partido parecía que iba a igualarse, hasta que pudimos ver el poco gas, la poca energía, la poca alma y la poca pasión que aportaron los cambios del Badajoz. Una vez más quedó demostrado que en un equipo o suman todos o al final se resta.
Para la previa de mañana tenemos la bonita noticia que, a pesar de ser un viaje complicado, va a haber un encuentro entre ilustres veteranos de ambos equipos. Y eso siempre es gratificante. Ver que dos clubes, por encima de la normal rivalidad en el campo, están hermanados. Hasta el punto de reunirse sus veteranos a echar un partidillo y hacer una jornada de convivencia. Sin duda es un ejemplo a seguir para cualquier club de cualquier categoría. Además para el partido de mañana el Badajoz cuenta con todos sus efectivos. Incluida la perla de su cantera, Edu Sánchez. El jugador extremeño ha sido convocado, por primera vez, con la Selección Española Sub´18. Sin duda una extraordinaria noticia para el club y para el joven lateral izquierdo. Un jugador con una proyección inmensa, que se va a codear con canteranos de los mejores equipos del país. Qué bueno es para el fútbol español tener seleccionadores como Santi Denia o Pablo Amo. Entrenadores que no sólo siguen a las joyas juveniles de los equipos más importantes. Sino que también son sabedores que en una división como la Primera Federación, se pueden encontrar perlas como Edu. Que compiten semana tras semana en una competición muchísimo más exigente que cualquier liga juvenil, por muy División de Honor que sea.
Y a este Badajoz tan necesitado lo recibe mañana, en jornada matutina, una AD Ceuta igual de necesitada de victorias y de puntos. Es cierto que el Ceuta también está metido en descenso. Pero lo que está haciendo el conjunto ceutí en esta segunda vuelta, tiene un mérito enorme. La primera piedra el club la puso con su entrenador, el sevillano José Juan Romero. Sin duda un entrenador preparado, que ya había demostrado su valía tanto en el Betis Deportivo, como en el CD Eldense. A un entrenador que le gusta tener el balón y que sus equipos propongan y dominen. Pero al que le faltaban mimbres para hacerlo, con la plantilla que se había confeccionado. Y ahí viene la segunda piedra que ha ayudado a remontar el vuelo. El mercado de invierno.
En este mercado los caballas se han reforzado mejor que nadie. Incorporando a un extraordinario portero, como Mejías, a los defensas Capa y Danese, al centrocampista Selasi y a los delanteros Gil y Mizziam. Todos ellos han contribuido a que su equipo dé un salto de calidad enorme. Pero por encima de todos ellos, la Dirección Deportiva del Ceuta tuvo la feliz idea de fichar a un jugador que, increíblemente, estaba libre. Que no fue otro que Rodri Ríos, «el Haaland de la Primera Federación». El exjugador, entre otros, de: La Cultu, Granada, Bristol, Oviedo o Logroñes, lleva anotados en 4 meses nada más y nada menos que 15 goles. Con Rodri en el once del Ceuta, los Caballas han pasado de estar desahuciados y con pie y medio en Segunda Federación, a convertirse en el mejor equipo de la categoría en esta segunda vuelta. Esto es cambiar una dinámica y lo demás son cuentos. Llevan la friolera de 13 encuentros seguidos sin conocer la derrota. Dato impresionante para esta categoría. Bien es cierto que han bajado un poco en este último mes. Donde sólo han conseguido una victoria de sus últimos cinco encuentros. En cualquier caso, siguen demostrando que es muy difícil -en esta segunda vuelta de momento imposible- derrotarlos.
En cualquier caso, los dos conjuntos que se enfrentarán mañana en el Alfonso Murube, seguro que lo darán todo. Pues es mucho lo que se juegan sus clubes y sus ciudades. Nada más y nada menos que la permanencia, con todo lo que eso supone. Y por encima de pizarras, de planteamientos tácticos, de rendimiento físico, todos deberán poner pasión a lo que hacen. Como mi amigo el profe, del que les hablaba al principio de esta humilde columna. ¿Lo recuerdan? Acababa de ver a uno de sus hijos con lágrimas en los ojos, después de la derrota del equipo de sus vidas. Entonces le pregunté como resolvió tan emotivo asunto. Entonces mi amigo -con la sinceridad que sólo es comparable a la que usas cuando te miras ante un espejo- me contesta: «que iba a hacer… abracé a mi hijo, lo puse en pie, los dos nos agarramos de la mano y fuimos saliendo del estadio sin prisa y sin mirarnos, con la cabeza un poco cabizbaja. Ninguno de los dos nos miramos. Pero a esas alturas, cuando bajábamos las escaleras, los dos sabíamos que ambos íbamos llorando. Porque una pasión a veces también duele».