Al Badajoz sólo le vale ganar ante un Pontevedra ya descendido
CD Badajoz - Pontevedra CF | Sábado, a las 19:30h | Trigésimo séptima jornada de la Primera Federación | Estadio Cívitas Nuevo Vivero, Badajoz | Árbitro Bestard Servera | Al Badajoz sólo le vale ganar para luchar por la salvación, ante un Pontevedra que llega ya descendido a Segunda Federación.
Les voy a contar la hermosa historia de un niño y su pasión por algo con forma esférica. Eran mediados de los años ´80, la democracia se empezaba a asentar en España, la movida madrileña estaba en su auge, pero a este zagal sólo le interesaba una cosa, la pelota. Y es que resulta que en el verano del año en concreto del que les quiero hablar, ese muchacho que acababa la EGB -sí, antes los niños estaban hasta los 14 años en el cole y sí, antes a esa edad los niños eran eso, niños-, había visto levantar la Copa del Mundo al mejor jugador que vieron los tiempos. Con la única objeción que este niño -y que vivía en un pequeño pueblo de la ya España vaciada- sólo lo había podido disfrutar por la TV.
Y he aquí que en el otoño de ese mismo año, esta historia iba a cambiar para siempre. Sus queridos padres, ante la incomunicación y poco porvenir que había en su pueblo, tuvieron la «feliz» idea de llevarlo a un internado, a la ciudad más importante de su comunidad. Y pasó como siempre en la vida: «si no está para ti aunque te pongas, pero si está para ti aunque te pongas de perfil o te quites». De tal manera que este zagal que iba asomando a la incierta adolescencia, se dio cuenta el primer domingo por la tarde que salió de paseo con sus dos mejores amigos, que justo al lado de su frío internado, empezaba a agolparse gente ataviada con bufandas y banderas bicolores. Sí, no se lo podía creer. El equipo más importante de su humilde pero hermosa región, tenía su antiguo pero coqueto estadio a escasos metros de donde él estudiaba toda la semana. Y, claro, no tuvieron mejor ocurrencia que meterse los 3 amigos a ver que pasaba por allí. Ellos aún no lo sabían, pero acababan de inocularles el «veneno» por unos colores para el resto de sus vidas.
Y algo parecido está pasando en las gradas del Cívitas Nuevo Vivero en estos últimos encuentros de liga -curiosamente en una temporada en la que su equipo está luchando por no descender a Segunda Federación-. Y así hemos podido observar como el CD Badajoz, ha logrado las mejores entradas de toda la temporada en estos últimos meses. Y, lo que es mejor aún, llevando al estadio más niños pacenses que nunca -evidentemente gran mérito del club en general y de su Área Social en particular-. Niños, muchos de ellos, que están viviendo sus primeros partidos en directo en un estadio. Y que estoy seguro se van a enganchar de por vida a unos colores.
Aunque para que todo esto sea posible, y que el público del equipo de la capital del Guadiana siga enganchado a su equipo, los que tendrán que darlo absolutamente todo serán los once que salten al verde. Aunque ya hemos visto en las últimas jornadas, que ni con eso te vale para sumar. Lo comprobamos la semana pasada en A Malata. Donde vimos a un buen Badajoz compitiendo y superando, nada más y nada menos, que al líder del grupo I de esta Primera Federación. Hasta el punto de que, a falta de escasos 10 minutos para el final del partido, los blanquinegros no sólo habían sido superiores sino que iban ganando por 0 a 1. Pero en ese momento apareció el «trencilla» de turno para arruinarle el partido a los extremeños. Les resumo: en esos 10 minutitos el árbitro cántabro les pitó un penalti injusto, les expulsó a 3 jugadores, sí a tres, y los mandó de nuevo al infierno del descenso.
Y esto no es pecata minuta, pues va a condicionar y mucho el encuentro de mañana por la tarde. Hasta tal punto que el club va a repartir cartulinas rojas, para que todo el estadio -por cierto se espera la mejor entrada de toda la temporada- justo en el pitido inicial, se ponga en pie al grito de «Ya está bien». Pues confiando en que esta iniciativa obligue a presenciar un arbitraje justo, el resto lo tendrá que poner el equipo. Pues sólo le vale ganar los dos encuentros que faltan para poder conseguir la salvación – y hay que recordar que el último es en el Nuevo Arcángel y no será una plaza fácil-. Para colmo los «lobos» llegan en cuadro al partido. Que no podrá contar con un fijo en la zaga, como Mariano, ni con el jugador que más equilibrio da en defensa, el argentino Mancuso. Bajas muy sensibles, que se unen a la Josete, que ya no volverá a jugar en el Badajoz, al menos esta temporada.
Es cierto que los extremeños van a luchar mañana contra un equipo ya descendido. Y es una pena, pues el Pontevedra CF, llegó la temporada pasada a esta categoría con una ilusión enorme. Después de un ascenso y una campaña extraordinaria. Pero se ha dado de bruces con la realidad de la división de bronce. Donde se ha encontrado con plantillas y clubes prácticamente profesionales. Aún así el conjunto lerense ha competido contra todos sus rivales. Viendo que las cosas no salían lograron un imposible. Sacar al bueno de Juan Señor del salón de su casa y conseguir que se sentará en un banquillo casi dos décadas después. Es cierto que el entrenador madrileño -que siempre será recordado por marcar uno de los goles más importantes de la historia de España, allá por el otoño del 1983- fue capaz de mejorar no sólo el juego sino también los resultados. Pero esto no ha sido suficiente.
Son capaces de competir y superar por momentos, como ocurrió la semana pasada, ante muy buenos equipos como Unionistas. Donde consiguieron un meritorio pero insuficiente empate. Pero siempre les falta o les sobra algo para ganar los partidos. Entre lo que les sobra a los «granates», están los 51 goles encajados. El equipo más goleado de la categoría. Evidentemente son números que los sitúan exactamente donde están en estos momentos. Aun así el equipo pontevedrés ha creído hasta el último momento. Y esto hace pensar que es una plantilla muy honesta, que no va a regalar ninguno de sus últimos dos partidos. Por mucho que ya esté sin opciones. Y para dejar un buen sabor de boca en sus aficionados, volverá a recurrir a sus mejores armas para terminar de forma digna la campaña. Estas armas tienen también nombres destacados esta temporada: como su extremo derecho y goleador Brais Abelenda, que lleva 9 dianas. O su «10» Yelko, un media punta o enganche con mucha calidad. Y también su extremo izquierdo Álex González, un jugador muy rápido y habilidoso. Para el encuentro de mañana los gallegos no podrán contar con Victor Vázquez, suspendido un encuentro por acumulación de amonestaciones.
Es cierto que en el encuentro de mañana un equipo se juega la vida y el otro, por desgracia, ya no se juega nada. Pero no es menos cierto que para ese encuentro se espera un ambiente de gala. Las previsiones son de tener la mejor entrada de toda la temporada en el Cívitas Nuevo Vivero. Y esa noticia es fantástica, no sólo para el Badajoz, sino para todo el fútbol. Al fin y al cabo los seguidores son lo más valioso que tiene el fútbol. Y, lo que es mejor aún, muchos de ellos serán niños. Esos pequeños espectadores a los que se les ve con los ojos fijos y brillantes mirando como corren la banda sus ídolos.
Como aquel muchacho del que les hablaba al principio de esta columna. Que un domingo por la tarde, en las postrimerías del verano de 1986, tuvo la feliz idea de entrar en un estadio por primera vez en su vida. Y junto a sus dos mejores amigos, Campa y Pery, dirigirse al Fondo Poniente y sentarse en sus, unas veces calientes y otras muy fríos, asientos de cemento. Su cara y sus ojos brillantes eran de total expectación. Ellos habían visto muchos partidos por TV en sus pueblos. Habían visto sólo hacía unos meses a Maradona levantar la Copa del Mundo en México ´86, pero nunca habían vivido el ambiente de un estadio. En ese Fondo Poniente se gritaba, se cantaba, se lloraba. Eso era algo distinto, algo maravilloso. Desde ese día sus ídolos ya no serían los de la tele, sino que ya eran de carne y hueso: Rogelio, Herrera, Valverde, Juan Pedro, Alegre, Macarro, Fael, Morgado, Carrasco, Durán, Rodri… ese fútbol sí era de verdad, el auténtico. El que sólo se puede entender desde una PASIÓN.