El adiós del clásico joven en el Azul
El pasado domingo 18 de marzo se jugó el último clásico joven femenil en el estadio Azul, inmueble histórico no solo por su antigüedad sino también por la gran cantidad de anécdotas vividas y su inexplicable maldición
Un día caluroso, con un sol resplandeciente en un escenario mítico, un día que pasará a la historia como el “último clásico joven” que vería el estadio Azul. El encuentro entre Cruz Azul y América se dio entre una asistencia de 1414 aficionados que se dieron cita en el inmueble ubicado en la colonia noche buena.
El partido se dio con un cuadro defensivo por parte de la locales que pocas llegadas tuvieron hacia el terreno opuesto, las mejores oportunidades se dieron al contra golpe que poco fruto dio, ante una defensa americanista bien plantada. Por otro lado, las azulcrema plantearon un juego totalmente ofensivo que fue comandado por Daniela Espinoza que abrió el marcador al minuto 4 tras encontrarse con el balón y enfrentarse a la meta Mariana Zárraga, que poco pudo hacer para evitar el tanto.
El marcador se mantuvo de esa forma durante la primera mitad, sin embargo el segundo tiempo fue para demostrar un juego que vino de menos a más por parte del Cruz Azul, que buscaron formas de avanzar y encontrarse con el gol. Fue gracias a una serie de cambios que refrescaron la media y la delantera americanista, lo que sirvió para darle la vuelta al partido, una Dayana Cazares, incansable, buscó incesante la oportunidad de llegar a la portería rival, sus acciones fueron complementada con el ingreso de la goleadora Lucero Cuevas, quien desde su ingreso le dio otra cara al partido, pues no habiendo transcurrido ni un minuto de su ingreso colocó en las redes el segundo de la tarde. La lluvia de goles siguió para terminar en un 4-0 patrocinado por Espinoza al 87 y nuevamente Cuevas al 89.
De esta forma se despide el Azul del clásico joven femenil, dice adiós a aquella maldición que ha dejado notar la tremenda afición que tienen el Cruz Azul, pues se han entregado en cuerpo y alma a su equipo y aún después de tantos años y de tantos golpes anímicos, sigue presente y se dan cita cada partido de local para apoyar a su equipo ya sea de la rama varonil como femenil.
Un partido que quedará en la memoria de muchos, no solo por el resultado, no solo por las escuadras, sino por un partido de despedida a un inmueble que vio crecer a uno de los equipos más emblemáticos y representativos de nuestro país.
Por @T1zaa