El 2023 del Espanyol: un año para olvidar
Completada una de las anualidades más trágicas de la historia del club, es momento de echar la vista atrás y hacer balance de todo lo que ha rodeado el club
El Espanyol cierra el año con más pena que gloria. El 2023 será tristemente recordado como uno de los más trágicos de la historia del club, marcado por escándalos, altibajos, adversidades y cambios. Actualmente, el equipo navega sin rumbo por las trincheras de segunda, tratando de cimentar las bases de un proyecto caduco.
En el plano institucional, el club se ha visto envuelto en varios escándalos. En primer lugar, la invasión de campo durante el festejo culer sobre el césped de Cornellà. Esta acarreó la clausura del estadio durante un partido. Y, después, la rebeldía del Espanyol contra la federación, atendiéndose a la omisión, por parte de la Sala VOR, de imágenes claves en la concesión del gol fantasma de Griezmann cuando el equipo luchaba por la salvación.
Mientras tanto, Chen Yansheng, el mismo que prometió en 2016 convertir el Espanyol en uno de los grandes, parece haber desistido. De momento, sigue a esperas de una oferta que le permita volver a sus andaduras asiáticas, mientras que en la calle ya se pide su cabeza.
Y en lo deportivo, la actualidad del equipo es sobradamente conocida. El Espanyol está de barro hasta arriba, enredado en el pelotón que compite por el ascenso directo. Tres entrenadores en doce meses. Todos con perfiles distintos y ninguno capaz de rescatar un equipo que le pone mucho corazón y poco fútbol. El descenso fue un golpe muy duro, y más, después de estar cerca de evitarlo gracias a un arreón final que Lino se encargó de esterilizar. La consiguiente marcha de jugadores clave como Darder, el retorno de los cedidos o la fuga de canteranos como Pedrosa o Koleosho dejó en entredicho el equilibrio de la plantilla.
Gran parte de la afición vio con buenos ojos la llegada de Garagarza. En su hermética figura, se vislumbraba una dirigente capaz de reconstruir la plantilla y restablecer la ilusión. Y durante las primeras jornadas, pareció conseguirlo: 13 puntos de 15 posibles, buen juego, entrenador de la casa y un equipo en sintonía. Los brotes verdes eclipsaban las grietas. Ramón se convirtió en un ídolo de masas y Melamed en la perla de la categoría. Más de uno ya se veía con el ascenso en marzo.
“Cuando vengan situaciones complicadas, vamos a tener que mantener la calma”, fueron las palabras de Garagarza el día después de la remontada ante el Amorebieta. Y el tiempo no tardó en darle la razón.
A día de hoy, el Espanyol es quinto a tres puntos del ascenso directo. Sigue acusando los mismos problemas que a principios de año. La fragilidad defensiva es algo más que el talón de Aquiles de este equipo. 72 goles encajados en 46 partidos, 1,56 goles por partido. Solo en la primera mitad de temporada, el porcentaje fue de 1,92, mientras que en segunda es de 1,14, aunque sigue estando muy por encima de lo esperado por el equipo más valioso de la categoría.
Fin de año, sí, pero sin tiempo para perder. En 2024, todo pasa por el ascenso.