La fe y El Molinón derriban muros
El Sporting venció por 2-1 al Albacete Balompié para seguir en ascenso directo. Una victoria muy trabajada y en la que la fe rojiblanca en el triunfo y el apoyo de la hinchada fueron claves
El Sporting sigue en ascenso directo. Tuvo que sufrir una enormidad para derrotar a un buen Albacete que demostró en El Molinón el por qué de su racha de tres meses sin caer a domicilio. Un partido muy trabajado y en que hubo varias claves que explican el resultado final.
La alta presión y el juego muy directo manchego
Venía avisado el Sporting del juego directo del Albacete. El equipo de Enrique Martín tiene en esta forma de jugar su principal arma y su mejor virtud. Con balones largos buscando constantemente a un Zozulia para que bajase el cuero o provocase la segunda jugada. Además obligaron a la defensa rojiblanca a estar siempre alerta. Cada saque de banda de tres cuartos de campo en adelante era colgado al área. Igual con cualquier balón parado. La zaga rojiblanca volvió a rendir a un gran nivel guiados de nuevo por Federico Barba que volvió a brillar con luz propia.
Cuando no tenían el balón realizaban una fuerte presión en todo el campo que dificultaba al máximo la transición de balón del Sporting. El cuadro rojiblanco tardó más de veinte minutos en lograr hacer mover el balón con fluidez. Ahí fue donde sufrió el Albacete y propició que el Sporting fuese madurando el encuentro hasta el 1-0. Jony se aprovechó de un balón suelto para, al segundo intento, batir a Tomeu Nadal.
Del posible 2-0 al 1-1
Apenas cinco minutos después del 1-0, el Sporting tuvo la sentencia. Fue en un córner que logró controlar Rubén García. El valenciano obligó a Tomeu Nadal a realizar una gran parada. Nano Mesa y Bergantiños no fueron capaces a aprovechar el rechace y Zozulia logró despejar prácticamente bajo palos. De haber logrado ese gol el partido posiblemente hubiese tomado otros derroteros de menor sufrimiento para el cuadro rojiblanco.
Pero poco después llegó el penalti que transformaría Dani Rodríguez en el empate. El colegiado señaló un penalti, a vista de TV inexistente, de Jony sobre Arroyo. Una decisión que encendió a El Molinón, desconcentró totalmente al Sporting y metió en el partido al Albacete de nuevo. Justo cuando los manchegos atravesaban su peor fase del encuentro. La suerte para el Sporting es que el descanso estaba justo ahí.
Una segunda parte en la que el Albacete ya no aguantó el ritmo
Decía Rubén Baraja en rueda de prensa que hubo consignas especiales en el descanso. Solo que fuesen constantes y tuviesen tranquilidad. Sea eso o algo más, la verdad es que el Sporting en la segunda parte fue claro dominador. Sometió durante bastantes fases al Albacete y aunque el cuadro de Enrique Martín dispuso de ocasiones ante Mariño acabó cediendo. El alto derroche físico realizado pasó mucha factura al cuadro albaceteño que no tuvo más remedio que centrarse en intentar defender el empate que irse a por el 1-2. Una muestra es que Chus Herrero y el debutante Álvaro Gómez tuvieron que pedir el cambio por agotamiento durante ese segundo tiempo
El Molinón mueve montañas y derriba muros
El apoyo de la grada fue fundamental como así reconocieron entrenador y jugadores. Cuanto mayor era el dominio rojiblanco más apretaba la afición. El Sporting se dejó el alma hasta lograr el gol de la victoria y cuando eso sucede El Molinón no escatima en apoyo. Apoyó a los suyos, pitó al rival, protestó cada decisión arbitral no compartida. Lo que se espera de una afición local en definitiva. El Sporting y su afición tuvieron fe, y ya lo dice el refrán, porque la fe mueve montañas. Y en este caso; derribó un muro. Solo la falta de puntería y las paradas de Tomeu Nadal evitaron que ese muro cayese tan tarde.
Figueroa Vázquez, un desastre
El colegiado sevillano tuvo un día para olvidar. No es solo que tuviese un criterio para la señalización de las infracciones cambiante. Es que no acertó en ninguna de las jugadas polémicas del encuentro. Cierto es que el penalti señalado a Jony, que no es, da lugar a la confusión y es un error entendible. Pero no se quedó ahí, porque tuvo otros tres errores graves: penalti no señalado sobre Pablo Pérez; penalti por mano de Arroyo y falta de Pablo Pérez en el gol de Carmona que supuso la victoria. Mala actuación del veterano árbitro andaluz.
En definitiva, un partido muy sufrido, que el Sporting supo sacar adelante ante un muy buen rival. Supone la décima victoria de diez encuentros de Rubén Baraja como entrenador rojiblanco y la racha sin conocer la derrota se va hasta los doce encuentros.
Fotos: www.realsporting.com