Mayo de 2017, el Valencia CF anuncia el fichaje de Marcelino García Toral como nuevo entrenador para la temporada 17/18. Un año ha pasado de este acontecimiento en el que el técnico asturiano llegaba con el difícil reto de devolver al club de la avenida de Suecia a Europa.
Tras dos años nefastos acabando en la duodécima posición se encontraba con un club desquebrajado, donde a partir del fichaje de Mateu Alemany empezaba a dar señales de vida, un vestuario roto y una afición desolada al ver la dinámica de su equipo en los dos años anteriores.
Marcelino devolvió la ilusión al valencianismo, tanto que sin saber cómo iba a salir el proyecto y sin haber empezado la temporada, los aficionados valencianistas llenaban de esperanza las calles de toda Valencia. Si preguntabas a finales de agosto por los aledaños de Mestalla cual había sido el mejor fichaje del verano, la gran mayoría te nombraban la figura del técnico de Villaviciosa. Esto no ocurría desde hacía mucho tiempo. El entrenador asturiano realizó un lavado de vestuario más que evidente y en consenso con Mateu y Peter Lim realizó los fichajes que él veía oportunos.
Poco a poco Marcelino fue instaurando su filosofía de juego y logró unir al vestuario. Los resultados se dieron de manera inmediata llegando a estar invicto hasta diciembre.
Fue justo después de la derrota por la mínima en Getafe donde el equipo bajó un pelín su rendimiento, unido a las lesiones de jugadores claves como Garay o Zaza. Consiguió así 9 puntos de 27 posibles, pero si por algo se le reconoce al conjunto del murciélago es que siempre se levanta y a partir del partido en el Wanda el Valencia remontó el vuelo. El vuelo hacia la Champions.
El míster asturiano ha logrado tras un año devolver al equipo al máxima competición del viejo continente, ha conseguido instaurar la paz y la hermandad en un vestuario que tanta falta le hacía y sobre todo ha devuelto la ilusión a una afición que nunca había de dejado creer.
Escrito por: José Antonio Lafuente Rodríguez
Twitter: @j_antoniolafu