Fútbol, un juego mental
Colombia sin respuesta para marcar la diferencia. Cayo por 2 a 1 con goles de Kawaga y Osako para Japón y Quintero para la Tricolor.
Colombia llegó como favorita del grupo H para enfrentar al equipo asiático. Hace cuatro años en el mundial de Brasil 2014 lo había superado por 4 a 1 en la primera fase, sin ninguna dificultad en cuanto al juego. Pero, este martes la historia fue diferente, los papeles se invirtieron: la selección cafetera quedó sin respuesta, sin ideas, sin sustento futbolístico ante un rival que le robo la pelota y le genero peligro cada vez que llegó al arco defendido por David Ospina.
El fútbol esta lleno de imponderables, de situaciones que no se pueden imaginar. Los resultados en la previa pueden ser predecibles, pero el desarrollo del encuentro dictamina otra cosa. El técnico argentino que dirige a la selección Colombia, José Pekerman, analiza, estudia y planifica -como lo hacen todos- cada uno de los partidos. Sin embargo, ningún plantel esta listo para soportar que a los tres minutos del primer tiempo haya una expulsión para el jugador más importante del mediocampo, Carlos Sánchez, y un penal en contra que fue convertido por Kagawa.
Así es, el panorama estaba gris para Colombia. La derrota tempranera lo puso en un lugar en el que no quiso estar y menos de esa manera. El fútbol es un estado mental. La tranquilidad para tomar buenas decisiones es un factor clave, y hoy “La Tricolor” fue sobrepasada en cada sector de la cancha. Fue superada y avasallada por Japón que merecidamente se llevo la victoria.
Hubo varios cambios en el 11 inicial para enfrentar a Japón, entraron Izquierdo, Lerma, Mojica y Quintero; por James, Aguilar, Díaz y Muriel. La asociación por la lateral izquierda entre Johan Mojica y José Izquierdo no surtió efecto. No hubo proyecciones determinantes, desdobles ni triangulaciones para ayudar en la progresión. Juan F. Quintero estuvo acertado en la toma de decisiones, en la visión de juego y en el arte de engañar. Sus pases fueron certeros, correctos, con intención y con ventaja para sus compañeros que se mostraban como opción de pase.
Si hay que rescatar a un jugador ese es, Quintero. Estaba con confianza, con la mente clara y con un contexto favorable para darle a la selección lo que necesitaba: el gol. Un hermoso tiro libre que ejecuto por debajo de la barrera y que terminó sorprendiendo al portero japonés, Kawashima, que siempre tuvo duda si había entrado o no ese balón. La tecnología llegó al fútbol para quedarse y debido a esto, la anotación fue convalidada. El partido terminó 1 a 1 en la primera parte. Descanso y alivio para los de Pekerman que requerían instrucciones urgentes.
El ritmo del partido para la selección cafetera fue lento, friccionado y sin apoyos entre los protagonistas. Los volantes no acompañaban la jugada, Falcao quedó solo y sin sociedades en varios tramos del encuentro. No hubo movilidad sin la pelota y las posibles soluciones que salieron del banco de suplentes no fueron lo que se esperada: James Rodríguez con problemas físicos no pudo ser contundente, no por él sino, por la actitud colectiva de Colombia que se entregó desde que inicio la segunda mitad. No hubo ninguna motivación que los sacará de ese abismo en el que cayeron. El repliegue intenso y cederle el balón al contrario fue la única solución para la tormenta.
El juego interno, la creación para gestar y la distancia -mucha- entre líneas, la falta de sincronización en la saga defensiva y la mínima presión sobre lo posibles receptores de Japón, fueron los síntomas más preocupantes que se dieron en varios tramos del encuentro. Además, Murillo y Sánchez no estuvieron precisos en momentos importantes.
Con el paso de los minutos, la opción colombiana de marcar el gol de la victoria se perdió. El desespero por no poder recuperar el esférico, correr demasiado detrás del rival, el desgaste anímico y físico; más la presión intensa y asfixiante de Japón fueron la combinación perfecta para la debacle. A los 73 minutos desde un tiro de esquina, Osako remato de cabeza y convirtió la segunda anotación que profundizo la herida de los dirigidos por José Pekerman.
Ahora, la “Tricolor” debe reponerse y pensar en los seis puntos que quedan en juego. El domingo 24 enfrentará a Polonia y cerrará con Senegal. Las condiciones están dadas para que el juego colectivo prime y se anteponga a la adversidad. Pekerman necesitará replantearse el mediocampo para los próximos partidos. No hay tiempo para recriminar, ni para dejar de alentar. Este fue un tropiezo frente a un adversario inesperado.
Twitter: @lauraviafara