River cierra el año con otro título y ya piensa en la Supercopa
El millonario venció 2 a 1 a Atlético Tucumán y se quedó con la séptima edición de la Copa Argentina. Los goles los marcaron Scocco y Nacho Fernández. Para el decano había empatado transitoriamente Luis Rodríguez.
En un partido por momentos bien jugado y con muchas llegadas, River Plate se impuso por 2 a 1 a Atlético Tucumán y cierra el año (mediocre, por no decir flojo) de una gran manera pensando en lo que se viene y en lo que significa este título. El elenco de Marcelo Gallardo llegaba a esta final con 5 derrotas en los últimos 6 partidos, y con solamente una victoria en los últimos 9 encuentros disputados por el torneo local. Esta final de Copa Argentina le vino como anillo al dedo al DT millonario, que ganó su séptimo titulo como entrenador de River, sumando además la segunda Copa Argentina para la institución, transformándose en el segundo club mas ganador de este certamen, sólo por detrás de su máximo rival, Boca Juniors (3 veces campeón).
El partido comenzó de la mejor manera. A los 10 minutos del primer tiempo, tras un despeje luego de un córner le quedó la pelota picando en el área a Scocco, quien anticipándose al arquero con un golpe de cabeza puso el 1 a 0 para la banda y los festejos ya comenzaban desde temprano.
Poco le duró la alegría al elenco de Nuñez, ya que tan solo dos minutos mas tarde, un desborde por derecha de Lucas Acosta desacomodó a la defensa de River y un centro por abajo encontró a la figura de Atlético Tucumán, Luis Rodríguez, quien puso el 1 a 1 transitorio.
El resto del primer tiempo tuvo como protagonista a River, que intentaba de todas las formas posibles quebrar a la defensa tucumana, ya sea con desbordes o jugando por abajo. Sea la forma que sea, tenía los jugadores para intentarlo.
A medida que pasaban los minutos crecían las figuras de Enzo Perez y de Nacho Fernández, haciéndose los dueños del mediocampo, y esto lo sufrían los mediocampistas del Atlético, que no estaban preparados para tener que aguantar un resultado, más bien sus jugadores tienen características para ser protagonistas del partido.
El decano avisó con contragolpes mal terminados. Tanto Barbona como Gervasio Nuñez llegaban al área pero no culminaban de la mejor manera sus jugadas, y ésto, como ya se sabe, contra River puede ser imperdonable. A pesar de ésto, se fueron al descanso con el marcador 1 a 1, y ambos parecían que se iban contentos por haber desempeñado su funcionamiento como querían.
El segundo tiempo arrancó de la peor manera para el equipo del norte del país. Desde el saque del medio (literal, se equivocaron y perdieron la pelota) que no pudieron mantener la posesión del esférico. A los 3 minutos del complemento, un centro de Sarachi encontró por el segundo palo a Nacho Fernández, quien se perfiló para la zurda y de manera magistral la colgó de un ángulo para poner el 2 a 1. A partir de ese momento, Atlético Tucumán no pateó más al arco.
Todo el segundo tiempo fue de River, las mejores ocasiones (Scocco erró un mano a mano clarisimo) y la tenencia de la pelota. El decano no podía pasar mitad de cancha de otra forma que no sea con pelotazos frontales que favorecían a los centrales de River, que, fuera de ésto, tuvieron un partido muy flojo.
Tal vez faltó algo mas de actitud, tal vez el gol de Fernández fue un golpe anímico del que no se supieron reponer, pero el elenco de Zielinski no le encontró la vuelta al partido y terminó perdiendo por 2 a 1. River, por su parte, encontró su premio consuelo luego de haber quedado fuera de la Copa Libertadores y de haber perdido dos clásicos el mes pasado (1-2 ante Boca y 0-1 ante Independiente).
Para Gallardo fue su séptimo titulo como entrenador del millo (Sudamericana-Recopa-Libertadores-Suruga-Recopa-Copa Argentina-Copa Argentina). Si bien la importancia de los torneos obtenidos ha ido bajando, demuestra que todavía tiene mucho mas para darle a River, sobre todo por lo que se viene, que es la Supercopa Argentina, la final que todos los hinchas neutrales esperaban.
Claro, podrán decir que no es ni comparable a la final de 1976 (única final entre Boca y River, que ganó Boca por 1 a 0 y definió el Torneo Nacional de ese año) pero sigue siendo una final que ambos no quieren perder ni en un juego de consola. Ya de por si perder un clásico significa probablemente recordar a ese año como un año negativo, así que ni siquiera se pueden imaginar lo que pasaría en el caso de una derrota en una final. Todavía no se sabe cuando se jugará, ni en donde, pero lo que es seguro es que ambos equipos irán con lo mejor que tienen para poder quedar en la historia y poder decir en un futuro que ganaron la segunda final en la historia entre los dos clubes mas populares del país.
Pocos pudieron ver lo que fue el clima ese recordado 22 de diciembre de 1976, aunque todos estamos seguros de que el día que se juegue la final se va a vivir algo igual. Puede ser en febrero, puede ser en mayo antes del mundial, pero de lo que estamos seguros es que el clima de una final no cambiará para nada.
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