Muñiz mereció más contra Cuco Ziganda
A buen seguro que el Levante no estará satisfecho con la derrota sufrida en casa ante un rival, el Athletic Club, que le adelanta en la clasificación liguera. Sin embargo, se pueden sacar conclusiones esperanzadoras sobre el desarrollo de la temporada granota en virtud al buen hacer de su entrenador, Juan Ramón López Muñiz, y la capacidad que ha demostrado para intervenir en el ritmo del partido para variarlo a partir de modificaciones tácticas.
Durante la primera parte, el Athletic fue superior. Ziganda eligió un centro del campo muy complementario entre jugadores con toque y sentido de la asociación como Mikel Vesga y Markel Susaeta, otros con recorrido e ida y vuelta como Mikel Rico y Óscar de Marcos y, por supuesto, su dupla atacante para el gol formada por Aritz Aduriz y Raúl García. Además, los escalonaba de forma muy práctica, juntando por dentro, de atrás hacia delante, a Vesga y Rico en el doble pivote, Susaeta enganchando y García y De Marcos cargando el área junto a Aduriz.
Le faltó algo de calma al Athletic para doblar su ventaja en el marcador ante un Levante muy incómodo e impreciso, que solo volaba cuando intervenía un gran José Luis Morales.
En la segunda mitad, Muñiz le dio la vuelta al equipo y apostó por un planteamiento más ofensivo. Retiró a unos desafortunados Moore y Hacen (éste salió incluso antes del descanso) y dio entrada a los atacantes Ivy y Boateng. De esta forma, su equipo ganó altura y presencia ofensiva merced a un agresivo Ivy en izquierda y a una banda derecha formada por Morales en el lateral y Jason en el volante que aportaron profundidad, frecuencia y filo.
Sólo les faltó algo más de conexión con una doble punta formada por Enes Ünal y Emmanuel Boateng, que estuvieron desconectados del juego y bien frenados por Aymeric Laporte y, sobre todo, un gran Unai Núñez, una de las pocas buenas noticias de un Athletic que sacó los tres puntos en un encuentro donde su rival mereció, al menos, sacar uno.