¿Sería Honda una moto ganadora sin Márquez?
En lo que llevamos de temporada, la Honda de Márquez ha sido la moto más homogénea y que parece que no tiene ya ni circuitos buenos ni malos. ¿Pero cuánto es por la moto y cuánto por el piloto?
La respuesta más evidente es que sólo gana un piloto bueno con una buena moto. Pero en el pasado hemos visto casos como el de Casey Stoner con Ducati, donde parecía que se conjugaron todos los factores para ganar, pero que sólo él era capaz de dominar aquella preciosa Desmosedici GP7. Durante toda esta temporada se han visto factores que animan a pensar que la evolución de la Honda ha seguido pareja a la agresiva e inestable forma de pilotar de Marc Márquez.
La temporada pasada acabó con una sensación de empate técnico entre Honda y Ducati. Hasta la última carrera de Valencia, Dovizioso conservó opciones matemáticas para ganar el título para Ducati. Y esperábamos algo parecido este año. Sin embargo, el resultado ha sido muy diferente. Si exceptuamos la locura de Argentina con las penalizaciones y remontadas locas y la caída delante de Rossi en el GP de Italia, Marc ha estado en el podio en todas las demás carreras, con siete victorias, cuatro segundos puestos y un tercero. Son números apabullantes para cualquier rival.
El estilo de conducción de Márquez es muy particular. Quizá lo más llamativo es esa costumbre que ya le han copiado de arrastrar los codos por el suelo. Realmente lo que consigue con eso es bajar lo más posible el centro de gravedad del conjunto moto-piloto. Las motos con motores en V aunque son algo más estrechas, tienen su centro de gravedad más alto, por lo que en igualdad de condiciones, tienen que tumbar más (los neumáticos limitan los grados y son iguales para todos) para tener el mismo paso por curva. Como su motor va más alto que el de una Yamaha, por ejemplo, lo compensa bajando su cuerpo lo más posible. Esta es una de las razones por las que se achaca a las motos con motores en línea (Yamaha y Suzuki) un mejor paso por curva.
Pero el hecho realmente diferencial de Márquez con la Honda es la forma en la que bordea el límite y la inestabilidad que eso provoca a la moto y estrés a los neumáticos. No todos los pilotos están contentos con la decisión final de Michelin de montar siempre la carcasa más dura de las que tenía disponibles en el año de su debut en MotoGP. Pero Márquez ha sido el más beneficiado. Por esa razón suele montar neumáticos más duros (compuesto de la goma externa, la carcasa es igual en todos) que sus rivales.
Los ingenieros de Honda han ido adaptando la moto a esas características especiales de Márquez. Pedrosa se ha quedado por el camino y ya no oculta su decepción con la falta de atención que recibe por parte de los japoneses. Nunca se ha logrado adaptar a estos neumáticos que exigen mucha carga para entrar en temperatura. Crutchlow se queja de que no tiene el mismo nivel de evolución en la moto que los oficiales, algo por otra parte habitual en los equipos satélite. Es un hombre rápido, pero quizá el estilo de conducción al límite que precisa esta moto le esté llevando a caerse tantas veces.
Las diferencias de la Honda con las Yamaha, cuando eran las motos de Iwata las que peleaban por el título, eran muy grandes por su configuración mecánica. No tanto en rendimiento, como sobretodo en chasis y forma de pilotarlas. Los circuitos con grandes curvas en apoyo, eran de Yamaha, los de fuertes frenadas y salidas con mucha tracción, Honda. Con la llegada de Ducati, con configuración calcada a Honda con V a 90º, las diferencias deberían ser menores. Pero parece que la brusquedad y potencia del motor Ducati siempre ha recomendado una mayor distancia entre ejes, con un basculante más largo, que hace la moto más estable en recta, menos proclive a levantarse y que tracciona mejor. A cambio es aún más difícil de llevar rápida en curva.
Y ahí es donde la Honda de hoy en día, la que Márquez ha ido evolucionando, parece que lo hace todo bien. No es la más rápida en recta ni la que mejor tracciona a la salida de los ángulos lentos, no es la más rápida en curva rápida, pero con neumáticos duros, Marquez y su RC213V forman un conjunto que a día de hoy parecen imbatibles.
Este año además, Márquez ha adoptado un nuevo método de trabajo en los GP. Según él mismo, en parte es copia de lo que hace Dovizioso. Consiste en trabajar el viernes en tandas largas para carrera, probando pista, neumáticos, etc. pero sin buscar cronos. Eso lo dejan para el sábado. Realmente lo que más hace Márquez en las dos libres del viernes es conseguir entender donde van a estar los límites en carrera. Lleva la moto hasta más allá de lo posible, porque para ganar con su estilo y con esta moto, tiene que ir desequilibrado, al límite de la física, retorciendo la carcasa en las frenadas. Por esa razón lleva tantas caídas en entrenamientos y sólo una en carrera. A cambio nos brinda esas tremendas salvadas que parecen imposibles.
Un estilo así de conducción pocos pilotos en la parrilla lo pueden poner en práctica. ¿Es necesario conducir así la Honda para ganar o seguiría estando arriba con con un piloto TOP pero con un estilo más fluido? Seguro que Lorenzo se hace todos los días la misma pregunta.
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Fotos: motogp.com