Stroll adelanta 90 millones de libras a los acreedores de Force India

El culebrón de este verano en la Fórmula 1 no ha venido dado como otros años por el mercado de fichajes o los ya tradicionales errores de Ferrari de los últimos años para poder seguir perdiendo el título. El culebrón ha sido la fulgurante liquidación forzada de Force India y la compra de sus bienes por parte de un consorcio a un precio que aún no se conoce.

El cambio de manos de acciones de un equipo de Fórmula 1 y su posterior cambio de denominación es algo muy usual desde los primeros tiempos de la F1. Exceptuando a los históricos Ferrari, McLaren y Williams, el resto están basados en antiguas escuderías como Benetton, Jordan, BAR, Minardi… También ha habido muchos proyectos que no han logrado sobrevivir y que se han quedado por el camino como el español HRT o los rusos de Marussia. Pero lo acontecido este verano daría para una novela de John Grisham.

Los problemas financieros de Force India venían de lejos. Su polémico principal accionista Vijay Mallya arrastra demandas por medio mundo e incluso se opone en UK a una petición de extradición de su propio país, India. Poco a poco se acumulan las deudas provocadas por facturas sin pagar de proveedores de todo tipo, desde fabricantes de piezas, hoteles, circuitos e incluso a Mercedes por sus motores o el sueldo de Sergio Pérez. De vez en cuando aparecían ofertas de compra y algunas de ellas con oferta en firme, como la del industrial ruso Dmitry Mazepin, padre del piloto Nikita Mazepin que corre en GP3 y ha sido piloto probador de Force India.

Con préstamos de por medio del patrocinador BWT para poder pagar las nóminas de julio, la situación era acuciante y parecía que los dueños de Force India iban a vender en las mejores condiciones posibles para recuperar parte del dinero invertido y que el equipo siguiese a flote.

Mercedes, Sergio Pérez y Lawrence Stroll se aliaron para tomar el control de Force India

Y entonces, en una jugada de ajedrez a tres bandas, aparecen Mercedes y Sergio Pérez. Como principales acreedores fuerzan la administración concursal, que recae en manos de FRP Advisory, una firma muy conocida en UK y que decide en tiempo récord que como los bancos indios acreedores de Mallya tienen poder para bloquear la venta de las acciones del indio a un tercero que amplíe capital y reflote la compañía, deciden liquidarla inmediatamente y vender todos sus activos (coches, sedes, propiedad intelectual, etc.) a una sociedad de Lawrence Stroll, millonario canadiense padre de Lance Stroll, el piloto que este año compite en Williams.

Todo este proceso ha hecho que se hayan presentado infinidad de demandas de todo tipo, desde acreedores, a posibles compradores interesados y que consideran que se han ignorado sus ofertas en contra de lo que determina la ley concursal británica. Los antiguos dueños que ven como se han quedado sin compañía reclaman 159 millones de libras. Por lo tanto es un proceso que coleará muchos años en los tribunales y veremos si no depara alguna sorpresa en el futuro.

Hoy Lawrence Stroll ha confirmado que adelanta 90 millones de libras a los acreedores

Y para tratar de parar estos frentes, hace unas horas Stroll ha confirmado que adelantará el pago de 90 millones de libras a los acreedores. Ese dinero él lo recuperará cuando los proceso judiciales lleguen a su fin. Con eso consigue ponerse de su lado a los acreedores, que veían como el cobro de sus deudas podía prolongarse en el tiempo hasta que se produjese la liquidación definitiva.

Todos los precursores de este extraño y fulgurante proceso salían ganando: Mercedes cobra de Stroll y se asegura que su cliente Force India sigue compitiendo con sus motores, Pérez se garantiza su deuda y se asegura el asiento por un tiempo que no se ha hecho público, pero que será largo si el mexicano no consigue una montura con más prestanza y Stroll se hace con un equipo a precio de saldo que el año pasado acabó cuarto en el mundial de constructores y que le permite colocar en él a su hijo Lance.

Pero entonces este mundo de la F1 demostró que nada es sencillo aquí. Y evidenció que las fracturas entre los equipos son más profundas de lo que se creía. Todo el mundo tiene claro que en la F1 actual, Ferrari controla sin problemas los designios de Haas y Sauber. Sin las transferencias de dinero de Ferrari a Sauber y sin la tecnología Ferrari a los ya el año pasado apodados Ferraris B, de Haas, ninguno de los dos equipos estarían donde están. Era evidente que Ferrari dificultaría las cosas a Mercedes, pero los alemanes imaginaban que contaban con aliados como Williams y contaba con la neutralidad de Red Bull y Renault. Pero Ferrari, con la normativa en la mano exigió a Force India que empezase como equipo nuevo al ser una nueva empresa que heredaba los derechos, pero no era la misma, ya que no se había producido un trasvase de acciones, sino de activos.

Y ahí Mercedes se quedó sola. Ni Williams ni McLaren les apoyaron. Red Bull, a los que les daban igual esos puntos, le devolvieron a Wolf su negativa a suministrarles motores. Y así nació el nuevo nombre del equipo, Racing Point Force India. Formalmente fue una lucha por posiciones en el campeonato de constructores, pero dejó entrever hasta que punto la F1 está dividida y sólo hay intereses cortoplacistas en la toma de decisiones.

Deportivamente hablando, hay un gran damnificado en todo esto: Esteban Ocon. A pesar de hacer una magnífica temporada y demostrar que es un gran piloto, con arrojo y habilidad, se queda fuera del equipo por razones extradeportivas. Y el gran beneficiado es el irregular Stroll, que ahora va a tener a un piloto como Pérez para medirse. Esperemos al menos que el canadiense no haga honor a su apellido(*).

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Fotos: f1.com

(*) Stroll en inglés viene a significar «Un paseo tranquilo y relajante»