Tras la calma, llegó la tormenta

Y es que aunque el dicho sea al revés lo que hemos vivido hoy en el campo del Rayo Vallecano ha sido precisamente eso, una primera parte calmada en la que las faltas, las pérdidas de balón y las continuas interrupciones han impedido que el fútbol fluya en Vallecas en la primera parte.

Afortunadamente para los amantes del fútbol, en la segunda parte el guión fue muy diferente: al fin llegaron los goles.

El primero llegó en el minuto 63 tras un centro ponte banda izquierda de Antunes que fue cabeceado en el segundo palo por foulquier, un impecable remate que tocó en el palo y se introdujo en la portería rayista ante la mirada de un Alberto García que poco pudo hacer.

La cosa no quedó ahí, y tan solo 4 minutos más tarde llegó el segundo del Getafe, otra vez por las banda izquierda pero esta vez con Jorge Molina como protagonista; el número 19 del conjunto azulón puso un pase de la muerte perfecto para que Mata la empujara, con la mala fortuna de que Akieme, se interpuso en la trayectoria y metió el balón en su propia portería.

El partido parecía ya sentenciado para el Getafe, pero en el minuto 73 Raúl de Tomás consiguió conectar un balón centrado por Advíncula, también por la izquierda; el balón boto tras salir del pie del delantero y se envenenó lo suficiente como para que David Soria no pudiera pararla.

 Los tres goles del encuentro llegaron en apenas 10 minutos, que fue cuando el juego fue más fluido en todo el partido, y es qué  todo el encuentro estuvo marcado por las constantes interrupciones debido al brusco juego al que nos tienen acostumbrados estos dos equipos, sobre todo en Getafe que cometió numerosas faltas. La prueba de esto son las 10 tarjetas que se mostraron, incluyendo la doble a Óscar Trejo, que acabó expulsado en el último compás del partido.

Entonces se llevan los tres puntos ante un Rayo Vallecano que acaba muy tocado y hundido en la fondo de la tabla.