Baraja no mejora a Herrera
Ya lo evocó Karina en su momento. Y el sportinguismo se da cuenta, sin tener que buscar demasiado en el baúl de los recuerdos. O como diría el refranero popular, "Otro vendrá, que bueno me hará"
Aunque el año pasado a estas alturas le pareciese difícil al sportinguismo encontrar un proyecto que enganchase tan poco al comienzo de una temporada que prometía ilusionante, todo indica que este año los números van camino de empeorar el precedente.
Hace poco mas de 16 meses, Paco Herrera llegaba al banquillo del Real Sporting para comandar el regreso a La Liga Santander tras el descenso en una temporada difícil. El técnico catalán llegaba como una apuesta clara de Miguel Torrecilla, nuevo director deportivo por aquel entonces. Era un perfil de entrenador que conocía de sobra la categoría, contaba con un bagaje considerable de ascensos, conocía la casa y había defendido el escudo y tenía un carácter que, de primeras, congeniaba con el estilo gijonés.
La temporada con Herrera comenzó bien. Un partido marcado con el calor en Alcorcón con poco juego pero dejando detalles de solidez, un punto en Madrid que se hizo bueno ante el Lugo en el Molinón. Después, exhibición en Tarragona, ronda de copa pasada con apuros ante el Reus y… Una magnífica primera parte en el derbi ante el Oviedo. Y, de repente, se acabaron las ideas. La segunda parte del derbi marcó lo que sería a partir de entonces el equipo. Sin ideas, sin juego, sin soluciones.
Todo pareció cambiar con la llega de Rubén Baraja. En casa el equipo era invencible. La llegada de Jony y el movimiento de Rubén García hacia el centro en invierno marcó un punto y aparte. Verticalidad, dinamismo, desborde y finalización. Pero, de nuevo, todo llegó a su fin. El resultadismo con un juego escueto terminó en la jornada 38 con la derrota en Zaragoza. Luego llegaron 5 en 6 partidos, dos de ellos de play-off.
La nueva temporada parecía marcarla un nuevo estilo. Exceso de jugadores por dentro, para crear juego y tener un idea definida. Impedir la creación del contrario y explotar las transiciones. Pero ni eso. El planteamiento del Sporting de Baraja es nulo; carece de ideas y sentido para explotar los jugadores que posee.
Si entramos a comparar ambos inicios, el técnico vallisoletano sale escaldado. Con un equipo, sobre el papel, teorícamente superior y con más opciones como él demandó, lleva 13 puntos de 30 posibles, sólo conoce la victoria en casa donde ha cosechado 3, y suma otros 4 empates y 3 derrotas.Por contra, Paco Herrera sumaba 18 puntos en los mismos partidos, con 5 victorias (dos a domicilio), 3 empates y 2 derrotas.
Pero no nos vamos a ceñir al resultadismo. Actualmente el equipo lleva 9 goles a favor y 7 en contra, por los 15 a favor y 7 en contra del curso anterior. El equipo este año se nota falto de trabajo. La seguridad defensiva mostrada con Paco al principio, contrasta con unos errores garrafales en el repliegue. No se sabe defender tras perdida, y hasta los córners a favor se terminan convirtiendo en ocasiones peligrosas del rival. De la sequía anotadora de los delanteros del Sporting casi ni hablamos. No es sólo culpa del técnico, pero es su fracaso no potenciar un sistema donde los puntas que él ha fichado cuenten con ventajas. No se entiende un fichaje como Uros para ir a presionar a la defensa, y dejarle sólo en la delantera con balones largos.
Las carencias son claras. Sigue sin haber idea de juego. El problema es que Baraja lleva desde el final de la temporada pasada así. Se quiso paliar con los fichajes de verano, pero tras una segunda oportunidad, ha vuelto a fracasar. Es el segundo mercado del vallisoletano y no ha encontrado soluciones. Al catalán el Sporting sólo se le dio una opción y se lo llevó la marea. ¿Cuando la marea llegará a orillas del Pisuerga?