El 2018 del Navalcarnero, el año que el barquito navegó

Cuando uno hace balance a final de año piensa en lo bueno y lo malo. En el caso del Navalcarnero, en el 2018 ha habido ambas cosas pero, sin duda, lo bueno se impone para un barquito que navegó viendo en poca a toda vela en el comienzo del año y que, tras cambiar buena parte de la tripulación, le costó coger velocidad de crucero. Una velocidad que en el final de 2018 ha dado atisbos de reaparecer dejando al equipo fuera del triángula de las bermudas que es la zona roja de la tabla. Repasamos la travesía que ha sido el 2018 con la ayuda de uno de los capitanes del barco, Álex González.

Un iceberg final que no empaña el crucero

El 2017 acababa con derrota para los madrileños que cayeron en un disputado encuentro en casa ante el Rápido de Bouzas que dejaba a los rojiblancos en sexta posición con 29 puntos, a 3 del Playoff. Así se ponía fin a una ilusionante primera vuelta con ocho triunfos, ante Cerceda, Toledo, Racing de Ferrol, Real Madrid Castilla, Coruxo, Ponferradina, Real Valladolid B y Gimnástica Segoviana. Cosechó un empate ante el Fuenlabrada, Guijuelo, Pontevedra, Unión Adarve y Atleti B. Sus seis derrotas del curso llegaron en el derbi con el Rayo Majadahonda, en otro derbi ante el Sanse, ante el Fabril, Talavera y las dos últimas del año ante dos equipos vigueses, Celta B y Rápido de Bouzas.

Así partía un 2018 en el que ver si el sueño del Playoff era posible. El año comenzaba con victoria ante un hundido Cerceda. La mayor parte de la segunda vuelta, el equipo ocupó la quinta posición consiguiendo ser cuarto en tres ocasiones. Siempre ligado y luchando por el Playoff, el equipo encaraba la última jornada en la sexta posición viviendo un triple empate a 60 puntos con Rápido y Celta B.

Las opciones del Navalcarnero pasaban por ganar en el Baltasar Pujales. Con ese resultado la plaza de Palyoff sería suya. Cualquier otra opción los dejaría fuera de la fase de ascenso. Esa última jornada ante el Rápido de Bouzas se saldó con un empate que acababa con el sueño para los dos humildes, en beneficio del Celta B. Un iceberg final que no empañaba un crucero de ensueño que llevó al equipo a vivir una temporada sobresaliente en la que acabó en sexto lugar con 61 puntos y un puesto en Copa Del Rey.

La decepción fue muy grande en aquel momento (tras el partido en el Pujales que implicó perder la cuarta plaza), eso no se puede negar. Pero con la perspectiva que te da el tiempo valoramos con orgullo la que fue la mejor temporada de muchos de nosotros. Además creamos un grupo increíble en el vestuario que nos hizo más fuertes. Éramos y somos una familia. A nivel personal fue un año muy bonito, pude disfrutar de la categoría, medirme contra grandes jugadores y con la continuidad en el juego que no pude tener la temporada anterior y hacerlo en la que considero mi casa, un lujo y un honor para mí.

Un verano de despedidas

Con una temporada tan sobresaliente, no es de extrañar que muchos jugadores y tamién el entrenador, que acabó en la selección española, emprendiesen el vuelo. El Naval dijo adiós a nombres como Isma Gil, Julio Cidoncha, Álvaro Barbosa, Javi Llario, Edgar Agudo o Chema Moreno, entreo otros.

En la otra cara de la moneda, el elegido para ocupar el banquillo fue Iván Ruíz y llegaron jugadores como Héctor Pizana, Diego Conde, Bermejo, Mena, Esnáider, Ariel o Astray, entre otros.

Un año tan bueno sabíamos que llevaría consigo una serie de movimientos en la plantilla, oportunidades para compañeros y cuerpo técnico en otros lugares y fue duro, ya que lo que se comparte en el vestuario del Naval es muy fuerte. Hubo despedidas importantes pero tocaba seguir mirando hacia delante.

Un inicio de curso de menos a más

El equipo comenzó el curso con la sombra de lo vivido el año pasado acechando pero con muchas piezas nuevas que ajustar. En las tres primera jornadas el equipo puntuó gracias a dos empates y un triunfo pero a partir de ahí, 6 derrotas consecutivas hundieron al equipo y conllevaron que a finales de octubre el club tomase la decisión de cambiar al ténico. Iván Ruiz dijo adiós y llegó Fran Garrido para darle la vuelta a la situación.

Desde la llegada del míster, el camino por hacer era mucho pero la mejoría tanto a nivel de juego como de resultados fue notable. Desde la jornada 10 en la que se cambió el míster el equipo solo ha caído derrotado en una ocasión sumando 4 victorias y 4 empates, además de la mencionada derrota, que han llevado al Naval a acabar el año fuera de descenso y Playout donde habían pasado la mayor parte de la primera vuelta. Ahora mismo son décimo quintos con 21 puntos, 2 por encima del descenso y 1 por encima del Playout.

Empezó la temporada con muchas caras nuevas, tanto de jugadores como de cuerpo técnico. Sabíamos que estaríamos siempre bajo la comparación con el excelente año anterior, pero eso tampoco era justo para nadie. Trabajamos siempre duro para que las cosas salgan como queremos, pero no siempre sucede así. En una etapa de la primera vuelta entramos en una mala racha de resultados y como suele pasar en el fútbol la figura que se cambió fue la del entrenador, aunque todos fuimos responsables de aquello, sin excepción. Con el cambio de entrenador llegaron mejores resultados. El trabajo está siendo muy bueno pero creo q influyen muchos más factores en la mejoría del equipo. Tanto los rendimientos individuales como el colectivo han mejorado también y eso nos está llevando a competir cada partido con opciones. Esto nos ha llevado a salir de los puestos de descenso y Playout y coger una línea ascendente que debemos mantener después del parón navideño.

¿Y ahora qué?

La renta con la zona baja es mínima por lo que la línea ascendente tendrá que continuar en el último partido de la primera vuelta ante un Sanse en dinnámica negativa. El calendario de enero lo completan la visita a Coruxo y Pontevedra y el duelo ante el Rápido de Bouzas en el Mariano González.

Queremos dejar a éste club otro año más donde merece. Como siempre, gracias por dar voz al fútbol modesto, Feliz Navidad y ¡Aúpa Naval!