100 recuerdos para 100 años: la Delantera Eléctrica

Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. Son los 5 nombres de una delantera de leyenda. Por sí solos pocos les recordarán pero formando tan temida línea de vanguardia son conocidos en Valencia y por cualquier futbolero que se precie. Fueron ídolos de masas del valencianismo y los principales responsables de las tres ligas ganadas por el conjunto de Mestalla en la década de los 40. Era la Delantera Eléctrica

Pocos años antes, el Valencia CF había conseguido instalarse en la élite futbolística nacional. Su ascenso a la primera división vino a consolidar un proyecto nacido 20 años atrás y que, con el paso del tiempo, se había convertido en un punto de reunión indispensable para la sociedad valenciana.

La construcción de Mestalla para 24.000 espectadores, la llegada de Ramón Encinas como entrenador y de Luis Casanova como presidente fueron los tres factores que auparon a los de la capital del Turia hasta lo más alto del fútbol nacional.

Epifanio Fernández Berridi

Epi, el primero de una retahíla de nombres que salen solos, fue un hábil extremo procedente de San Sebastián . Su fichaje fue uno de los primeros de renombre nacional que consiguió un club que por entonces intentaba hacerse con un prestigio que todavía no tenía. De técnica depurada, su habilidad y técnica le valieron para perforar las defensas contrarias y ser un buen goleador, aunque no fuera esta su principal faceta. Su salida del club con dirección a su Donostia natal fue tan mediática como su llegada. La firme voluntad del jugador de volver a casa puso en la tesitura a la jerarquía valencianista de dejarlo ir en agradecimiento a los servicios prestados.

Amadeo Ibánez Tormo

Sin tanta fama como otros en la historia del club, su currículum lo convierte en mito del valencianismo y sus actos en leyenda. Su voluntad de besar tierra valenciana tras la consecución del título de Copa y su larguísima y prolífica carrera a orillas del Turia, lo convierten por méritos propios en personaje de culto. Amadeo Ibáñez, valenciano y valencianista de cuna, agigantó su imagen de hombre de club con su paso por diferentes estamentos de la entidad y sobre todo con su muerte en un partido del Mestalla, del que era asiduo y ferviente seguidor.

Edmundo Suárez Trabanco

Mundo, el más legendario y mítico de los cinco, sigue siendo, a día de hoy, el máximo goleador de la historia del Valencia CF. Ariete clásico, rematador potente, depredador del área, marcó casi un gol por partido en los cerca de 300 que disputó. Su llegada al club tras la Guerra Civil estuvo marcada por la polémica y por la interferencia de los políticos para el que el atacante vasco pudiera recalar a orillas del Mediterráneo sin tener que compensar al Athletic Club, propietario de sus derechos con anterioridad al conflicto fratricida. Edmundo Suárez Trabanco, que ese era su nombre completo, fue también campeon como entrenador en 1966 cuando logró el título de Copa. Engrandó así su leyenda y su mito como valencianista.

 

Vicente Asensi Albentosa

Natural de l’Alcúdia, su larguísima trayectoria en el club de sus amores y su corazón se vio interrumpida por la Guerra Civil pero no definitivamente cortada. Tras la contienda bélica, durante la cual se mantuvo jugando con equipos de regional, se reincorporó al primer equipo, ya como jugador de pleno derecho.

Sus características físicas, unidas a las variantes tácticas que se fueron dando en el fútbol de aquella época lo fueron reconvirtiendo de un atacante poderoso a un central rocoso. Este cambio le valió sus mejores años, internacionalidades incluidas. Fue un futbolista moderno, polifacético y siempre fiel a unos mismos colores ya que nunca vistió otra camiseta que no fuera la blanca del club de Algirós. Pasó efímeramente por el Mestalla y tal fue su fidelidad y amor a los colores del Valencia que antes de su retirada quiso ayudar a los chicos del filial jugando unos partidos con los más jóvenes.

Con posterioridad a su retirada, continuó ligado al club en diversas facetas, orgulloso siempre de defender y representar a la entidad que había sido su vida durante tantos años.

 

Guillermo Gorostiza Paredes

Un pequeño diablo cercano a la línea de cal. Un extremo de época. Una bala lejos de la portería, un tremendo cañón en sus inmediaciones. Calificativos y definiciones muy comunes entre los que lo vieron jugar. Gorostiza hizo las delicias de todos los valencianistas y fue el veterano en el que los demás componentes de la Delantera Eléctrica se miraron y aprendieron. Pese a ser el de más edad de los 5, sus condiciones físicas le permitían abarcar una amplia parcela del campo, desde el ataque a la defensa.

Pese a debutar con el Valencia con la treintena ya bien cumplida, no fue este un retiro dorado y su profesionalidad le acompañó en los seis años que estuvo entre nosotros. Su buena conexión con Mundo pasará a la historia como una de las principales armas de aquel glorioso Valencia de la década de los 40, una de las más laureadas en la centenaria historia de nuestro club.

Tan conocidas y elogiadas fueron sus características dentro del campo, como reconocido su carácter bohemio y desprendido, su propensión a la vida nocturna y una mala gestión de los recursos que el fútbol le proporcionó. Tan fue así, que murió arruinado y casi en el olvido afectado por una enfermedad que lo tuvo recluido en un hospital vasco donde falleció a los 57 años de edad.

 

Fuentes: Ciberche.net; Thebarraca.com, Valenciacf.com, Llibre del Centenari.

@VicentSarrion